"Deléitate en el Señor, y el te concederá los deseos de tu Corazón". Salmo 37:4

martes, 17 de diciembre de 2013

Quieres ser como Jeremías?

COMO JEREMÍAS
"Por la Misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus Misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es tu Fidelidad" (Lm.3:22-23). ¿Has sufrido un gran dolor? ¿Has llorado noches enteras por alguna pérdida? ¿Estás en aflicción? Entonces, puedes identificarte con el profeta Jeremías. Pero, haz lo que él hizo: En medio de su dolor, dale gracias al Dios de la Vida, porque has sobrevivido! Demuestra confianza total en sus planes y ten una fe firme aunque todo se desmorone a tu alrededor. Tu seguridad solo está en tu Dios. En Él hay paz y una protección que va más allá de las armas terrenales. Hoy, dile así: 'Gracias Señor por la nueva página de Misericordia que me das, alabado sea tu Nombre!

¿Cómo Obtener una vida sin Afanes?


Todos queremos sentirnos llenos de vida y energéticos, listos para enfrentar cada nuevo día y gozar de salud óptima. Para lograr esto, cada uno de nosotros debe asumir responsabilidad de una manera inteligente para nuestro propio bienestar. No obstante, no hemos recibido los años de entrenamiento y la experiencia requerida para ser un médico. ¿Qué podemos hacer para tomar el control de nuestra salud? 

¿Hay un plan sencillo que los interesados en salud y bienestar radiante puedan seguir? ¡Si, lo hay! Hay un programa de acondicionamiento basado en 8 conceptos básicos probados a disminuir el riesgo de contraer enfermedades y fortalecer su cuerpo. Estos principios proveen el fundamento para enfrentar con éxito cualquier condición de salud. 

Vamos a usar el acrónimo PRO-SALUD, para hacerlo más fácil de recordar. PRO-SALUD significa: 

Postura y vestimenta adecuada 

Régimen alimentario saludable 

Óptimo descanso 

Suficiente agua e higiene 

Aire fresco y ejercicio 

Luz solar vigorizante 

Usar lo bueno y evitar lo malo 

Dependencia de Dios 

Individualmente aplicado, cada principio de salud es muy efectivo, pero combinados, los beneficios se multiplican más allá de lo que cada uno individualmente puede lograr.

¿Qué necesitamos para tener una vida radiante? conozca los principios para obtenerla

¿Compañeros o contrincantes?

Toda la ley se resume en un solo mandamiento: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”.

Pero si siguen mordiéndose y devorándose, tengan cuidado, no sea que acaben por destruirse unos a otros. Gálatas 5:14-15

 Cuando un hombre y una mujer se unen en matrimonio, lo hacen pensando que han encontrado a la persona idónea con la que compartir el resto de sus vidas. Después de casados, sin embargo, se descubren puntos de divergencia, y aquella compatibilidad que creían haber encontrado puede irse desvaneciendo gradualmente con el paso del tiempo. Quizá nos demos cuenta de que necesitamos conciliar y acoplar nuestras ideas respecto a asuntos a los que no habíamos prestado suficiente atención en el momento más indicado, que es durante el noviazgo. En  ese proceso podríamos convertimos en compañeros, o en contrincantes.

Los esposos que actúan como compañeros tomarán la decisión de apoyarse mutuamente, basados en ese mismo amor que los llevó a unirse en matrimonio.

Ellos buscarán siempre un punto de acuerdo, protegerán su relación sin recriminarse ni acusarse, sin importar las dificultades que se presenten. Serán sensibles a las necesidades individuales del otro y procurarán ser tolerantes. Se mostrarán flexibles y utilizarán el diálogo sincero para llegar a acuerdos, buscando siempre que su relación se fortalezca.

Por otro lado, cuando asumimos la posición de contrincantes, aflorará una serie de aspectos negativos de la personalidad de ambos. Quizá se llegue a pensar que el matrimonio fue un error. Se culpará al otro, confinándolo al silencio, o por el contrario se lo someterá a un ataque de gritos y amenazas. Las expresiones de cariño, la ternura y la pasión por el otro, desaparecerán. La lucha puede llegar a ser cruel y nociva, al punto de que se termine por despreciar a la persona que una vez fue amada.

Amiga, Dios desea que tu esposo sea tu compañero para toda la vida. No olvides que él está a tu lado porque lo elegiste voluntariamente. Te uniste a él para permanecer juntos hasta que la muerte los separe. No veas a tu compañero como un contrincante.

Si en tu matrimonio hay diferencias utiliza como armas la dulzura y la ternura que son propias de la mujer. El corazón más duro y la voluntad más terca, pueden ser ablandados mediante el poder del amor. Cristo puede devolverles la compatibilidad, y hacer que el compromiso matrimonial sea renovado y fortalecido. Lucha junto a tu esposo por conservar la salud de tu matrimonio. Esta es la única lucha que tiene sentido.

LECTURAS DEVOCIONALES PARA LA MUJER

ALIENTO PARA CADA DÍA

Por: Erna  Alvarado

Siete Reglas de Oro de la Buena Nutrición


1. Disminuya el consumo de grasas y colesterol 

(Esto incluye tanto las grasas animales como las vegetales). La forma más fácil de hacerlo es cortando las grasas visibles de las carnes, los alimentos fritos, mantequillas, salsas para ensaladas y productos de leche. Todo esto se puede sustituir con otras cosas. Use leche descremada que contenga poca crema, y quesos como requesón descremado, ricota, mozzarella, u otros quesos frescos con poca crema (en vez de queso de crema).


2. Disminuya el consumo de carne. 

Si todavía Ud. no se siente listo para adoptar un régimen vegetariano, comience a mejorar su alimentación actual sustituyendo la carne de vacuno y otros animales con carne de pollo y de pescado. Planee días sin carne, en los cuales su plato principal Consiste de legumbres (así como en los platos latinos que incluyen frijoles) o comidas con queso descremado {estilo italiano). El estadounidense típico consume casi el doble de proteína de lo que necesita, y una alimentación vegetariana bien equilibrada le proveerá proteína en cantidades más que suficientes.


3. Reduzca el consumo de azúcar. 

En 1883 los estadounidenses consumían — en promedio — poco menos de un kilo de azúcar por año. Compare esa cantidad con las cifras de la actualidad — un kilo cien gramos por semana. (¡Eso equivale a casi sesenta kilos de azúcar al año!)

Además del azúcar evidente en los postres, estamos consumiendo cantidades gigantescas de azúcar escondida en estos productos comunes: Ketchup, gaseosas, bebidas alcohólicas, galletas, gelatina, pan, sopas enlatadas, frutas y verduras enlatadas, y prácticamente todos los cereales para desayuno.

La mejor forma de evitar estas fuentes de azúcar es disminuir el número de alimentos preparados en su despensa — y leer cuidadosamente los letreros de los productos que decida usar. Fíjese en estas fuentes de azúcar cuando lea los letreros: turbinazo, azúcar morena, azúcar cruda, melaza, fructosa, sacarosa, sirope o jarabe de maíz o de caña, dextrosa y miel. Todos son azúcares, y el organismo los procesa en forma similar.


4. Reduzca el consumo de sal. 
No es fácil tirar el salero a la basura. Pero se puede disminuir gradualmente. Comience probando el alimento de su plato antes de echarle sal automáticamente. Practique el arte de omitir la sal de ciertos alimentos como las ensaladas, el melón, la toronja. Use hierbas para hacer resaltar el sabor natural de los alimentos. Cuando cocine y hornee, disminuya la cantidad de sal que indican las recetas. Evite los alimentos cargados de sal, tales como papas fritas, productos fritos de maíz (chips), y las galletas de soda. (Estos alimentos también contienen grasa.)

5. Aumente el consumo de frutas, verduras y granos integrales. 

Para disfrutar de mejor salud, es imperativo recibir cantidades adecuadas de vitaminas y minerales. Al comer una variedad de estos alimentos naturales —o "integrales"— Ud. no solamente recibirá suficiente nutrición, sino que también obtendrá un volumen adecuado de fibra y afrecho lo cual es necesario para evitar que su eliminación sea lenta. Al preparar los alimentos a partir de su estado crudo original, Ud. puede controlar las cantidades de sal, grasa y aditivos que escoja usar. Puede tomarle más tiempo preparar una comida de alimentos naturales, pero será bien satisfactoria y saludable y más barata.


6. Observe y modifique el ambiente donde come. 

Lleve un registro semanal de alimentos, observando dónde y cuándo come. Muchas personas se sorprenden al descubrir que gran número de las calorías que consumen, las comen en lugares que no son la mesa. Disciplínese a comer sólo tres veces al día, en esas ocasiones siéntese a comer una comida completa y en calma. Los investigadores en el campo de la longevidad han descubierto un elemento principal y común en las vidas de los que viven largo tiempo: ¡Comen poco!


7. Separe sus comidas de modo que su cuerpo tenga tiempo para digerirlas debidamente. 
Su sistema digestivo necesita cinco horas para procesar una comida; no crea que se lo puede apurar. Dé a su estómago el volumen mayor de trabajo temprano en el día. ¿Qué piensa Ud. que le pasa al alimento que se come antes de acostarse? ¿Está Ud. recibiendo energía cuando más la necesita? ¿Está descansando su cuerpo cuando más lo necesita?

Cuando nos servimos una comida abundante, el cuerpo requiere más sangre para ayudar a digerirla. Eso significa que hay menos sangre disponible para las funciones del cerebro. Por eso es que nos sentimos cansados después de una comida abundante. En esos momentos nuestra manera de pensar no es muy aguda.

Recuerde también que las golosinas y las bebidas entre comidas retardan la digestión y mantienen el sistema en constante movimiento. Aun una almendra, un maní (cacahuete) o un vaso de jugo interrumpen el ciclo digestivo. La comida puede entonces quedar en el sistema hasta tres veces más tiempo de lo normal. Hay sólo una cosa que nuestro cuerpo necesita entre comidas, y es el agua.
La implementación de estos principios de nutrición le ayudará a obtener la paz y la vitalidad que hasta ahora tal vez faltan en su vida.

Cómo Aprender a Discutir Sanamente


1. Escoge el momento oportuno, el lugar adecuado y las palabras exactas. Ecl. 3:1-8; Prov.15:28. Hay momentos malos para discutir: cuando estamos cansados, preocupados, ocupados en cosas importantes o enojados. 

2. No uses palabras hirientes y ofensivas. Mateo 5:22; 12:36,37; Prov. 15:1. Las palabras hirientes nunca, nunca se olvidan. Ni siquiera se pierden en el espacio sino que se oyen en el cielo. Van a quedar clavadas en el alma y se repiten una y otra vez.

3. Busca el tema de la discusión y no te salgas del tema. Lo difícil de esta regla es que cuando discutimos queremos sacar todas las diferencias para hacer sentir al otro más culpable.

4. No pases a otro tema sin terminar el anterior. Prov. 12:18. “Terminar” no significa estar de acuerdo…todavía. Esperamos que sí lleguen a un acuerdo mutuo, pero no es posible en una sesión siempre.

5. No te arranques de la discusión con el llanto o el portazo, eso no soluciona nada. Prov. 12:15. A veces es mejor pedir un “tiempo fuera” para dejar de discutir cuando vemos que nos estamos enojando demasiado. Toma este tiempo para pensar el asunto de los dos lados.

6. No te alteres ni te sientas ofendido por cualquier cosa. Prov. 17:14; 18:19; Stgo. 1:19,20. El enojarte por una ofensa es tan grave pecado como la ofensa original. Un pecado no merece otro. El enojo nunca produce justicia ni amor.

7. No saques trapitos al sol. Prov. 10:12; 17:9. ¿Por qué queremos hacer esto? Porque lo hemos pensando por tiempos, haciendo discusiones imaginarias para mostrar cuán mal está el otro. Controla tu mente siempre.

8. No vivas mencionando las mismas cosas del pasado. Lo que tiene más de 48 horas 
ya pertenece al pasado. Heb. 10:16-18; Lucas 6:36; Mateo 6:12,14; Ef. 4:26,27,32. Lo que perdonamos nunca debe ser mencionado otra vez. Así perdona Dios.

9. Procura ver lo bueno de tu pareja y lo malo que hay en ti. Mateo 5:23-26; 7:1-5. Una buena manera de empezar una discusión sana es pidiendo perdón por tus faltas antes de mencionar las de tu cónyuge.

10. Usa siempre palabras delicadas para decir la verdad. Ef. 4:29; Prov. 15:1,4,23. El amor no daña al amado sino busca su bien.

11. No exageres ni disminuyas por temor a herir. Col. 3:9; Ef. 4:15,25. La mentira no es buena defensa. Se cae sola.

12. Acepta la verdad de la otra persona. Prov. 18:13,17. Necesitamos “oír” la verdad en la otra persona. Nadie es 100% correcto en un pleito; todos tenemos algo de verdad en una discusión. “El que tiene oídos, oiga…”

13. Discute para unir criterios y personas, no para crear enemistad. Ef. 4:2,3. El matrimonio, sobre toda otra institución, debe trabajar para mantener la unidad en Cristo y en nuestra propia carne.

14. No dejes de conversar cosas que son importantes. Si no lo son, no lo converses. ¿Importante para quién? Si lo es sólo para mí, no vale la pena una discusión. Pero si es para el otro también, es esencial para nuestra relación amorosa discutirlo en amor, siguiendo la guía de I Corintios 13:1-7.

Así podemos experimentar discusiones muy buenas y edificantes en el matrimonio, y luego aprender a hacerlo con los hijos cuando lleguen a la edad de las discusiones. Yo creo que todos podemos aprender a seguir estas reglas, pero como matrimonio deberían leerlas juntos y decidir cuáles cinco van a practicar por un mes (más o menos). Luego pueden practicar otras cinco.

Hay una cosa más. Debemos entender la diferencia de una reacción y una acción. Las reacciones son inevitables porque son parte de nuestra naturaleza. Pero las acciones no son necesarias, por lo menos las malas. 

Cada acción es una decisión. A veces es una que sucede en un abrir y cerrar de ojos (y casi siempre mala). Pero si pedimos a Dios que nos dé 10 ó 15 segundos para pensar, orar y obedecer a Dios, entonces la decisión va a ser buena. Esta es la aplicación de la cruz a nuestra vida – “crucificados con Criso”, o “llevando tu cruz”. No hay otra respuesta que sea divina, poderosa y victoriosa. Mi nueva naturaleza necesita la libertad de la vieja para actuar espiritualmente. Aprendí este secreto del consejero cristiano Michael Wells que siempre pide a Dios cada mañana, “Señor, dame 10 segundos para pensar antes de meter la pata.” No pasa un día que yo no pida ese tiempito para ordenar mis pasos según Su camino.

domingo, 15 de diciembre de 2013

Feliz Noche a Todos

(5)(07)
Gracias Por entrar en mi Blog... todos estos meses he publicado en lo que he podido; maravillosas palabras de Esperanzas para la Gloria de Dios.
;lin
Por ser parte de los seguidores de este Blog
(33)
Por que en este 2013 han formado parte de mi Familia 
;nith
Me despido en esta noche deseándoles a todos una Feliz Noche un Bendecido Despertar
;ijo


Te Alabare Oh Dios con todo mi Corazón

Gracias, Oh Dios, por la ayuda que brindas a cada mujer, día a día, para superar todas las situaciones por las que atraviesa a lo largo de su vida: las ya vividas, las que están discurriendo en la actualidad, y las que restan por vivir hasta que tu determines.
:x
Mil bendiciones para Ti Mujer Luchadora!!!


El Señor Jesús me dará la Victoria.


Yo se que pronto el Señor Jesús vendrá a Buscarnos,
y que al fin triunfara el amor, no importa pruebas ni dolor, El venció la muerte por Amor a Nosotros para Salvarnos, Y Yo  se que el vive ahora en mi.. y lo puede hacer ahora mismo en Ti; si tu lo asi lo quieres..... por eso tengo la certeza que aunque vengan pruebas y tentaciones, El siempre estará allí para rescatarnos y darnos la Victoria en Cristo Jesús.
Dios te Bendiga


Soy Hija del Gran Rey



Rindo mi Corazón a Ti Señor.!


"Querido Jesús: Deseo amar y ser amado de forma incondicional. Por favor perdóname de mis pecados y muéstrame tu amor. Rindo mi corazón a ti y te pido que tomes el control de mi vida ahora. Gracias Señor."

El poder de una mentira

Ustedes sembraron maldad, cosecharon crímenes y comieron el fruto de la mentira, porque confiaron en sus carros y en la multitud de sus guerreros (Oseas 10:13).

 El compendio A Treasury of Jewish Folklore [Antología del folklore judío] cuenta la historia de Reb Feivel, que vivía en la ciudad de Ternopil, Ucrania. Cierto día, mientras estaba sentado en su casa profundamente absorto en la lectura del Talmud, oyó un gran bullicio afuera. Se asomó a la ventana y vio un grupo de chiquillos traviesos. “De seguro están a punto de hacer una travesura”, pensó Feivel.

-Niños, corran a la sinagoga -les dijo, asomado a la ventana y, con tal de recuperar su tranquilidad, agregó lo primero que se le ocurrió-: Vayan a ver que allí hay un monstruo marino, ¡y vaya monstruo! Es un ser de cinco pies, tres ojos y una barba como la del chivo, pero verde.

Por supuesto, los niños salieron corriendo y Reb Feivel regresó a sus estudios. Sonrió para sus adentros al pensar en la artimaña con la que había alejado a aquellos bribones.

Pero al poco rato sus estudios fueron nuevamente interrumpidos, esta vez por el ruido de pasos. Cuando miró por la ventana vio a varios judíos que pasaban corriendo.

-¿A dónde van tan de prisa? -les preguntó.

-A la sinagoga -contestaron los judíos- ¿No se enteró? Allí hay un monstruo marino, un ser con cinco piernas, tres ojos y una barba como la de un chivo, pero verde.

Feivel se rió con ganas pensando en la broma que había gastado, y volvió a enfrascarse en su estudio del Talmud. Pero apenas comenzaba a concentrarse cuando oyó el bullicio de un gran tumulto en la calle. ¿Y qué vio al asomarse por la ventana? Una multitud corría hacia la sinagoga.

-¿Qué sucede? -les gritó.

-Vaya pregunta, ¿no se enteró? -le respondieron-. Delante de la sinagoga hay un monstruo marino. Es un ser con cinco pies, tres ojos, y una barba como de chivo, pero verde.

Cuando la multitud ya se alejaba, Reb Feivel se percató de que entre ellos se encontraba el rabino.

-¡Santo Dios! -exclamó- Si el rabino en persona se ha unido a toda esa gente, algo sucede de verdad. Donde hay humo, hay fuego.

Sin pesarlo dos veces, Reb Feivel tomó su sombrero y corrió tras la multitud.

-¿Quién sabe? -murmuró para sus adentros mientras corría sin aliento, rumbo a la sinagoga.

Nunca mientas, pues puedes terminar por engañarte a ti mismo. La mentira es muy poderosa. ¡Ten cuidado! Sus consecuencias son desastrosas.

MEDITACIONES MATINALES JÓVENES 2013

¿SABÍAS QUE…?

Por: Félix H. Cortez

Cuando hablar resulta inútil

Todo tiene su momento oportuno; hay un tiempo para todo lo que se hace bajo el cielo: [...] un tiempo para callar, y un tiempo para hablar. Eclesiastés 3:1, 7

 El habla es uno de los medios de comunicación más directos que existen. Por medio de las palabras habladas podemos expresar sentimientos, estados de ánimo, creencias e ideas. Se dice, y con razón, que “hablando se entiende la gente”.

Sin embargo, algunas veces hablar en exceso puede jugarnos malas pasadas, y no hablar lo suficiente puede constituir una injusticia. En la Biblia leemos un consejo del sabio que conviene tener siempre en cuenta: “El que mucho habla, mucho yerra; el que es sabio refrena su lengua” (Prov. 10:19).

Las palabras que proferimos se relacionan, la mayor parte de las veces, con lo que tenemos en mente. Decimos lo que pensamos, por eso resulta tan necesario examinar y revisar bien lo que vamos a decir antes de abrir la boca. Si esa revisión previa nos aconseja callar, será mejor “mordernos la lengua” que ir en contra de nuestra propia prudencia.

Por otro lado, mediante las palabras mucha gente disfraza y oculta lo que realmente piensa. Quizá adulan y lisonjean cuando en realidad abrigan sentimientos de animadversión u odio. La lisonja también la pueden usar egoístamente mientras ensalzan las supuestas virtudes que alguien posee, con el fin de sacar algún provecho personal. Pero la peor manera de usar las palabras es extender un rumor, un chisme o una verdad a medias respecto a una persona o suceso. Quienes así actúan, no se dan cuenta de que, mientras afectan la reputación de otra persona, también están destruyendo la suya propia. En la Biblia se describe la calidad humana de dichas personas: “Afilan su lengua cual lengua de serpiente; ¡veneno de víbora hay en sus labios!” (Sal. 140:3). ¿Puede acaso haber una categoría de personas peor que esa?

Mi querida hermana y amiga, recordemos que el don de hablar bien es algo que se puede cultivar con la ayuda de Dios. Es un fruto espiritual que debería adornar el carácter de toda mujer cristiana.

Pidamos al Señor que cada vez que nuestros labios se abran, puedan expresar palabras edificantes y de bendición. El escritor estadounidense Ernest Hemingway dijo en cierta ocasión: “Se necesitan dos años para aprender a hablar y sesenta para aprender a callar”. No podía haber estado más atinado.

LECTURAS DEVOCIONALES PARA LA MUJER

ALIENTO PARA CADA DÍA

Por: Erna  Alvarado

viernes, 13 de diciembre de 2013

Aprendamos a Amar La Realidad


Si el justo con dificultad se salva, ¿en donde aparecerá el impío y el pecador? (1 Pedro 4: 18)

Tomemos la firme decisión de no permitir que nuestra relación con el Padre luzca tan pobre y débil que lleguemos a apartar del camino a los que todavía no conocen a Dios.

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Dios te Bendiga

Es mi Deseo Hoy para Ti...


Estén siempre alegres, oren constantemente.
1 Tesalonicenses 5: 16, 17

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Dios te Bendiga

Identifica tu campo de Batalla

Yo soy meramente humano, y estoy vendido como esclavo al pecado. No entiendo lo que me pasa, pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco. Romanos 7:14-15

 Ocultar los defectos personales es una tendencia generalizada de la sociedad moderna. De hecho, somos muchas personas las que culpamos a los demás por nuestras deficiencias. Pensamos que nuestra forma de actuar es mayormente el resultado de la herencia recibida de nuestros progenitores, o de las circunstancias en las que nos ha tocado nacer y crecer.

En realidad, todos tenemos defectos y, en lugar de ocultarlos detrás de “máscaras psicológicas”, deberíamos ponerlos al descubierto con el fin de trabajar con ellos para superarlos. Hay una realidad que no podemos ignorar, y es que los defectos nos acompañarán dondequiera que vayamos. Aunque intentemos tenerlos bajo control, basta con un leve detonante para que afloren y nos avasallen, poniendo así en evidencia lo que somos. El apóstol Pablo, consciente de eso, dijo: “No entiendo lo que me pasa, pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco” (Rom. 7:15).

Si bien es cierto que hay aspectos de nuestra personalidad que nunca podremos cambiar totalmente, también es un hecho que mediante el poder de Dios se pueden transformar si los colocamos bajo la sujeción del Espíritu Santo.

El riesgo mayor que corremos con relación a nuestros defectos, es que nos acostumbremos a ellos y que lleguemos a considerarlos como posibles virtudes.

Cuando eso ocurre, podemos granjearnos la antipatía de los demás, pues con nuestra actitud mostramos que nos consideramos seres perfectos y que son ellos los que tienen problemas.

El mal humor, los arranques repentinos de ira, la falta de constancia, el orgullo, el egoísmo, el desorden, la impuntualidad, la irreverencia ante lo santo, la frialdad emocional; todos son aspectos negativos que podría abrigar cualquier persona.

Cuando el ser humano salió de las manos del Creador, no tenía defecto alguno.

Sin embargo, los hemos adquirido como consecuencia del pecado. Afortunadamente, Dios nos asegura que podremos volver a nuestro estado original con su ayuda y mediante esfuerzos bien definidos.

Amiga, hoy es un buen día para descubrir los aspectos a mejorar de tu personalidad, y luchar hasta que Dios te otorgue la victoria sobre ellos.

Dominar a los demás y el liderazgo

Al orgullo le sigue la destrucción; a la altanería, el fracaso.

Vale más humillarse con los oprimidos que compartir el botín con los orgullosos. Proverbios 16:18-19

 Una de las tantas definiciones de la palabra “liderazgo” expresa que es “el conjunto de capacidades que una persona tiene para influir en un grupo determinado, haciendo que el mismo trabaje con entusiasmo en el logro de metas y objetivos”.

Muchos, erróneamente creen que estar en una posición de liderazgo les permite ejercer el poder para dominar a los demás. Pero, muy al contrario, ser líder nos coloca más bien en una posición de servicio, desde donde podremos utilizar nuestras herramientas de trabajo que incluyen la persuasión, así como una influencia positiva.

Las madres y esposas ejercemos en la familia un liderazgo compartido con el esposo y padre. La familia está constituida por un grupo de personas unidas no tan solo por lazos de sangre, sino también por vínculos afectivos, y su propósito principal es eventualmente formar parte de la gran familia de Dios.

El ejercicio de este liderazgo descarta la represión y la intransigencia. Por el contrario, la bondad, la simpatía y la sensibilidad son algunos de los recursos más eficaces para guiar a una familia. Las madres que emplean órdenes arbitrarias y una autoridad punitiva pretendiendo conducir a su familia al reino de Dios, cometen un gran error y han de cambiar de metodología.

En el pasado muchas damas bien intencionadas arruinaron el carácter de sus hijos al asumir una actitud parecida. Apenas les permitían levantar la cabeza y contestar con un “sí” o un “no” a sus interpelaciones. De esa forma se le negaba al niño el derecho a ser escuchado y tomado en cuenta, algo que iba en detrimento de su condición de hijo de Dios. Era muy probable que ese mismo niño desarrollara sentimientos de inseguridad, así como una baja autoestima al llegar a la edad adulta.

Las madres que desean agradar a Dios y criar hijos para el cielo, deben practicar el dominio propio, la tolerancia y la rectitud, así como ejercer una autoridad basada en el amor. Este es el trato que nuestro Padre nos brinda a nosotras.

Madre, revisa hoy la autoridad que ejerces en tu hogar. Si encuentras algo que necesita ser cambiado, Dios te ayudará a lograrlo y tu familia lo agradecerá.

LECTURAS DEVOCIONALES PARA LA MUJER

ALIENTO PARA CADA DÍA

Por: Erna  Alvarado

¿De veras eres tan frágil?

Quien halla esposa halla la felicidad: muestras de su favor le ha dado el Señor. Proverbios 18:22

 Me asombra ver cómo algunas mujeres se consideran en extremo delicadas.

No pueden estar al frente de su familia en ausencia del padre, porque todo se vuelve un caos. Son incapaces de tomar las decisiones más sencillas y entregan el liderazgo de su hogar a sus hijos, permitiendo que hagan y deshagan a su antojo y sin criterio mientras ellas los contemplan desde un refugio de lágrimas.

Como esposas, esas damas exigen toda la atención de sus cónyuges. Estos últimos muchas veces tienen que sustraerse de sus actividades laborales para correr al lado de sus consortes con el fin de atender a sus más mínimas exigencias. Son mujeres en extremo quisquillosas, emocionales y sensibles, a tal grado que, en vez de ser una ayuda idónea para sus maridos, se convierten en una carga.

Elena de White hace referencia a esto con la siguiente reflexión: “La esposa no debe considerarse una muñeca a la que se debe mimar, sino como una mujer: una persona que pondrá el hombro bajo cargas reales, no imaginarias, y llevará una vida comprensiva y reflexiva, teniendo en cuenta que hay, además de ella misma, otras cosas en que pensar” (El hogar cristiano, cap. 16, p. 104).

Estas son algunas de las cualidades de una mujer de valor:

• Vive a plenitud sin abrigar el pesimismo, y confiando en Dios.

• Desarrolla una vida exitosa a pesar de las adversidades.

• No permite que las emociones negativas dominen su vida.

• Permanece al lado de su esposo aunque las circunstancias sean difíciles.

• Ayuda a su esposo a llevar las cargas del hogar.

• Es una buena administradora de los recursos familiares.

Amiga, si estás casada, colócate al lado de tu esposo como su ayuda idónea, y confía en que Dios te capacitará para desempeñar la gran tarea que ha confiado a toda esposa y madre. Si estás soltera, entrega tu vida al Señor rogando que te capacite para que, el día que te toque dirigir un hogar, puedas hacerlo con confianza y seguridad.

El tiempo que nos resta es breve, ¡entreguemos nuestra familia al Señor!

LECTURAS DEVOCIONALES PARA LA MUJER

ALIENTO PARA CADA DÍA

Por: Erna  Alvarado

lunes, 9 de diciembre de 2013

Lindas Imágenes de Navidad con Bellos Mensajes





¿Te imaginas cómo se transformaría nuestra sociedad si nos “infectara” el “virus” del evangelio? ¿Qué cosas crees que pasarían? ¿No piensas que sería magnífico? De paso, ¿qué sucedería si el virus del evangelio afectara tu vida?




Detente, observa y escucha

Así dice el Señor: “Deténganse en los caminos y miren; pregunten por los senderos antiguos.

Pregunten por el buen camino, y no se aparten de él. Así hallarán el descanso anhelado.

Pero ellos dijeron: ‘No lo seguiremos’”. Jeremías 6:16

 Detente, observa y escucha, son las recomendaciones para alguien que desea cruzar una vía de ferrocarril. Sin embargo, se producen a diario gran cantidad de accidentes por la simple razón de que alguien hace caso omiso de esas sencillas y claras instrucciones. Incluso en algunos países se han realizado campañas publicitarias con el fin de evitar accidentes ferroviarios. Algunas de ellas han utilizado lemas muy agresivos, como por ejemplo: “Entren en razón”; “Respeta el tren y tu vida también”; “Hazme caso, cruza por el paso”; “Antes de cruzar, mirar y escuchar” Lamentablemente, sigue siendo elevada la cifra de accidentes mortales.

Esto me lleva a hacer una sencilla comparación con el texto de hoy: las indicaciones que hemos recibido de parte de Dios para gozar de salud física y espiritual son claras. El Señor nos ha impartido instrucciones muy precisas: “Deténgase en los caminos y miren” En una época tan peligrosa como la que nos ha tocado vivir, es bueno examinar la senda por la que transitan nuestros pies para luego detenernos. Debemos hacer una sencilla inspección, analizando el rumbo que ha tomado nuestra vida. De esa forma evitaremos que nos atropelle toda una vorágine de ideas y conceptos que se oponen a la Palabra autorizada del Dios que reina sobre el universo.

El siguiente paso consiste en preguntar por el buen camino y escuchar las indicaciones de Dios, de modo que tengamos la seguridad de que estamos en el camino correcto y de que llegaremos sanos y salvos a nuestro destino final. En contraste, los necios dirán: “No lo seguiremos”.

Querida hermana, permite que hoy tu oración sea parecida a la que elevó a Dios el salmista: “Guíame, Señor, por tu camino; dirígeme por la senda de rectitud, por causa de los que me acechan” (Sal. 27:11). Y después, escucha en silencio las indicaciones divinas.

Recuerda que también deberás ser una guía para todas las personas que vienen en pos de ti. Con toda certeza tu proceder les será un ejemplo que podrán seguir confiadamente. Aprendamos a caminar con cautela en este mundo confuso, y detengámonos a escuchar la voz de Dios, quien está dispuesto a dirigir nuestras vidas.

LECTURAS DEVOCIONALES PARA LA MUJER

ALIENTO PARA CADA DÍA

Por: Erna  Alvarado

¿Qué tienes en casa?

¡Ah, Señor mi Dios! Tú, con tu gran fuerza y tu brazo poderoso, has hecho los cielos y la tierra. Para ti no hay nada imposible.

Muestras tu fiel amor a multitud de generaciones, pero también castigas a los hijos por la iniquidad de sus antepasados. ¡Oh Dios grande y fuerte, tu nombre es el Señor Todopoderoso! Jeremías 32:17-18

 
Apremiada por las circunstancias, aquella pobre viuda se hallaba al borde mismo de la desesperación. El acreedor no dejaba de presionarla, exigiéndole que saldara la deuda pendiente, o que en su lugar entregara a sus dos hijos para que fueran sus siervos.

Creo, como madre que soy, que la segunda opción quedó inmediatamente descartada. Lo más probable es que aquella pobre mujer únicamente pensara en la forma en que podría obtener los recursos para pagar la deuda que su difunto esposo había dejado, garantizando así la libertad de sus hijos.

La providencia de Dios siempre acompaña a sus hijos fieles y, en esta ocasión, se manifestó de una forma espectacular. El profeta Elíseo, un poco de aceite y muchas vasijas, fueron los medios utilizados por Dios para eliminar la angustia de aquella viuda (2 Rey. 4:1-7).

Dios permite que ocurran milagros extraordinarios y asombrosos, como fue aquel caso, no mediante un acto de magia, sino que lo logra a través de la unión de la fe del creyente con el gran poder divino. Aquella mujer tenía fe en Dios y creyó que su voluntad quedaba expresada en las indicaciones del profeta, por eso las siguió sin titubear.

Tal vez le has pedido a Dios algo que a todas luces parece un imposible. Si ese ha sido el caso deberías recordar que para que se haga realidad, Dios probablemente utilizará tus recursos, aunque parezcan pocos e insignificantes. Así pensó la mujer de nuestro relato, cuando habló con el profeta: “Su servidora no tiene nada en casa – le respondió-, excepto un poco de aceite” (2 Rey. 4:2).

Un poco de aceite y la fe inquebrantable de una madre angustiada conmovieron el corazón de Dios.

Mujer, ¿estás a la espera de un milagro? Pues no te canses de implorar, no permitas que tu fe flaquee. Ten confianza y ánimo y en algún momento, en el tiempo de Dios, su mano se moverá para actuar en tu favor y el milagro esperado obrará para coronar tu fe.

LECTURAS DEVOCIONALES PARA LA MUJER

¿Qué hacer con tus limitaciones?

El que es sabio tiene gran poder, y el que es entendido aumenta su fuerza. Proverbios 24:5

 Todos los seres humanos desean satisfacer su necesidad de realización. Cuando por fin logramos ese objetivo, nos sentimos competentes, hábiles y útiles. Ese deseo interno Dios lo ha puesto ahí, en nuestra naturaleza. Hemos sido creadas para alcanzar blancos elevados, de modo que lleguemos a alcanzar lo excelso y lo superior con la ayuda de Dios.

Las aptitudes y las habilidades personales son aquellas que el Señor nos concedió para que pudiéramos llegar a la autorrealización. Probablemente tengamos bien claro lo que podemos hacer con ellas pero, ¿qué hacer con las limitaciones que surgen en nuestro camino? Por otro lado, algo que debemos tomar en cuenta es que muchas de nuestras limitaciones no son del todo reales. Quizá han surgido de los mensajes que recibimos cuando éramos niñas, algo que quizá ha creado en nosotras un cierto sentido de incapacidad.

Tan solo existen dos maneras de responder a ese tipo de limitaciones. La primera consiste en que nos acomodemos en ellas y que, frente a cada desafío que se nos presente, digamos simple y llanamente: “No puedo”. La otra opción implica tomar consciencia de nuestras limitaciones pero hacernos el propósito de superarlas poco a poco mediante nuestro esfuerzo, trabajo y dedicación. Dios proveerá en el camino.

El buen uso de nuestras capacidades honra al Creador, y nos hará sentir como personas valiosas. La superación de nuestras limitaciones nos ayudará a mantenernos humildes, porque nos enseñará que, para cada pequeño paso, dependemos de Dios y de la ayuda de los demás.

Amiga, hoy es el día apropiado para que hagas inventario de las capacidades que posees con el fin de ponerlas en práctica. Al hacerlo, desarrollarás tu gratitud por la forma maravillosa en que Dios te ha creado. Aférrate a la hermosa promesa que el Señor le hizo a Josué cuando este sintió temor frente a la gran tarea que tenía por delante: “Ya te lo he ordenado: ¡Sé fuerte y valiente! ¡No tengas miedo ni te desanimes! Porque el Señor tu Dios te acompañará dondequiera que vayas”

No existe obstáculo que sea insuperable, ni una dificultad tan grande que no pueda desaparecer si empleas toda la fuerza que Dios te concederá si se la solicitas con fe. De ti dependen el éxito y la capacidad de vencer tus limitaciones. (Jos. 1:9).

LECTURAS DEVOCIONALES PARA LA MUJER

jueves, 5 de diciembre de 2013

¡Te lo he dicho miles de veces!

Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas.

Grábate en el corazón estas palabras que hoy te mando.

Incúlcaselas continuamente a tus hijos. Háblales de ellas cuando estés en tu casa y cuando vayas por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes. Deuteronomio 6:5-7

 ¿Cuántas veces has escuchado la frase: “¡Te lo he dicho miles de veces!”? Esta es una de las expresiones favoritas de muchas madres cuando sienten que están a punto de perder la paciencia, o quizá cuando enfrentan la renuencia con la que un hijo acata una orden, o recibe una indicación.

En realidad, esa frase tan común y en apariencia inocente, encierra diferentes connotaciones negativas. Quien es confrontado con dicha expresión recibe algunos mensajes que podrían calar con el tiempo en su personalidad. En resumidas cuentas:

¡El joven es descalificado! Inculcan en el niño sentimientos de que vale poco y de que no es capaz de hacer bien una indicación que se le ha dado en repetidas ocasiones. Elena de White nos lo advierte: “Los niños tienen la percepción rápida, y disciernen los tonos pacientes y amorosos en contraste con las órdenes impacientes y apasionadas, que desecan el raudal del amor y del afecto en los corazones infantiles” (El hogar cristiano, cap. 39, p. 217).

Recuerda que la rudeza de las palabras con que una madre se expresa podría dar la idea de que es una persona impaciente, nerviosa, perfeccionista e intolerante.

Por otro lado, una madre que tenga una apropiada relación con Cristo, no provocará a sus hijos mediante su irritabilidad, falta de amor o de simpatía. No les enviará mensajes de impaciencia porque habrá adquirido paciencia en su relación diaria con el Señor.

Un concepto básico de la psicología afirma que mediante la repetición es como aprenden los niños. Por lo tanto, se hace necesario que repitamos con insistencia amorosa lo que se pretende enseñarles. Pero esa repetición ha de ser paciente en la forma y en el tono de la voz. Esa idea la refuerza la Palabra de Dios, cuando el mismo Señor afirma: “Incúlcaselas continuamente a tus hijos. Háblales de ellas cuando estés en tu casa y cuando vayas por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes” (Deut. 6:7).

Querida madre, la próxima vez que te sientas tentada a hacer algún reclamo a tus hijos con impaciencia, respira hondo, exhala y luego pídele al Señor con humildad que te permita hablarles con amor y paciencia.

LECTURAS DEVOCIONALES PARA LA MUJER

ALIENTO PARA CADA DÍA

Por: Erna  Alvarado

¿Una cristiana perfecta?

Estoy convencido de esto: el que comenzó tan buena obra en ustedes la irá perfeccionando hasta el día de Cristo Jesús. Filipenses 1:6

 Mucha gente cree que ser cristiano equivale a ser perfecto. Bajo ese supuesto, algunas nos volvemos rígidas e intransigentes, especialmente con nosotras mismas. Llegamos a creer que nuestro estado emocional y espiritual siempre debe estar en un punto máximo; y cuando esto no sucede, llegamos a pensar que le estamos fallando a Dios.

El perfeccionismo es una treta satánica para separarnos de Dios, y hacernos creer que llegar a ser cristianos es imposible, pues es imposible ser perfecto.

Cuando abrigamos esos pensamientos nos volvemos presas del desánimo. Podríamos llegar a la conclusión de que vivir en Cristo y para Cristo es una obligación; que sus parámetros son demasiado elevados y que no importa todo el esfuerzo que hagamos, siempre vamos a estar lejos del ideal. El perfeccionismo espiritual es algo que probablemente nos impide disfrutar de una relación íntima con el Señor, algo que debería ser nuestro mayor y más importante anhelo.

Cuando pienso en esto, creo imaginar las emociones que embargaban a Elías cuando, después de una gran victoria, tuvo que enfrentar un panorama totalmente hostil: huir para salvar su vida, precisamente por haber actuado en nombre del Señor. Presa del cansancio y de la depresión, perdió la compostura en el camino.

“Llegó adonde había un arbusto, y se sentó a su sombra con ganas de morirse.

‘¡Estoy harto, Señor! -protestó -. Quítame la vida, pues no soy mejor que mis antepasados’ ” (1 Rey. 19:4).

El perfeccionismo pretende decirnos que un cristiano o una cristiana fiel jamás cometerá errores, que no se dejará llevar por las emociones negativas, y que frente a las pruebas permanecerá siempre seguro de sí mismo. Pero lo cierto es que no depende de nosotros, sino que es el poder que proviene de Dios el que nos fortalece para vivir como sus hijos fieles. Es su amor el que nos atrae hacia él, es su gracia la que nos levanta una y otra vez cuando caemos.

Amiga, no busques el perfeccionismo espiritual. Más bien busca a Cristo y desarrolla una estrecha relación de amistad con él. Recuerda que delante de Dios no se te valora por lo que haces. Él, en su misericordia, conoce las intenciones y las tendencias de tu corazón, y te fortalecerá hoy y siempre.

LECTURAS DEVOCIONALES PARA LA MUJER

Todas necesitamos gente cercana

El Señor está cerca de quienes lo invocan, de quienes lo invocan en verdad. Cumple los deseos de quienes le temen; atiende a su clamor y los salva. Salmo 145:18

 Dentro de la gama de necesidades básicas del ser humano, se encuentra la intimidad con nuestros seres queridos. Todos, incluso los más dados a la soledad, deseamos en algún momento de nuestras vidas relacionarnos con nuestros semejantes, encontrar en ellos apoyo y consuelo, y volcar en ellos nuestra capacidad de amor y de ayudar.

El Creador ha dotado a los seres humanos del anhelo de compañía íntima.

Desde el principio dijo: “No es bueno que el hombre esté solo. Voy a hacerle una ayuda adecuada” (Gén. 2:18). Adán y Eva tenían una relación íntima entre ellos y también con su Creador. Dice Elena de White: “Con frecuencia, cuando caminaban por el jardín ‘al aire del día’, oían la voz de Dios y gozaban de la comunicación personal con el Eterno” (La educación, cap. 2, p. 20).

Fue el pecado el detonante que motivó la separación del hombre de Dios y, por ende, de sus semejantes. A pesar de todo ello, Dios anhela ser nuestro compañero inseparable, especialmente de aquellos que han sido abandonados o despreciados por sus allegados y conocidos. Al desarrollar una intimidad con Dios, estaremos asimismo en condiciones de brindar intimidad a quienes la necesitan y anhelan.

Sin embargo, hay algunos factores externos que podríamos llamar “ladrones de intimidad”. Uno de ellos lo constituyen las innumerables ocupaciones que no nos dejan tiempo para estar con Dios y con los nuestros. Las relaciones íntimas se construyen sobre una base de tiempo compartido. En una relación íntima, se intercambian emociones y sentimientos; aunque muchos, debido a la crianza o al temperamento, tengamos dificultades para hacerlo.

Hoy es un buen día para que nos acerquemos a todos aquellos que creemos que se han ido distanciando poco a poco de nosotras. El mejor lugar para comenzar es nuestro propio hogar. El ánimo apagado del padre, del esposo, del hijo o del hermano solitario, no ha de pasarnos desapercibido; quizá anhela el tierno abrazo de una madre, o de una amiga. ¿Saldrás a su encuentro con los brazos abiertos?

Sobre todo, aparta tiempo para intimar con Dios. Esta es una necesidad que no vas a poder satisfacer con nada ni con nadie, únicamente con él. En su compañía encontrarás consuelo y consejo; ¡él te dará su paz y su fortaleza!

LECTURAS DEVOCIONALES PARA LA MUJER

¿Que Ha Hecho Dios En Tu Vida? ♥

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