"Deléitate en el Señor, y el te concederá los deseos de tu Corazón". Salmo 37:4

sábado, 28 de mayo de 2016

✿ Caminar confiadamente en Dios

Caminar confiadamente no quiere decir que andemos como si lo que esta a nuestro alrededor no nos afectara; pero si creemos que Dios es el Dios de lo imposible, no importara nada que este al frente de nosotros, porque el Señor ira delante de ti iluminando tu camino y dándote la sabiduría para saber por donde caminar. Suena un poco fantástico pensar que tenemos una protección acuesta y de que cada cosa que hacemos, y cada lugar por donde andemos, seremos sostenidos y levantados por un poder sobrenatural.

Pero es así, cuando nuestra vida esta construida sobre la Roca que es Cristo Jesús, no hay viento ni tempestad que pueda derrumbarnos. No hay temor ni angustia que no pueda ser aplacada por el Poder de Dios. 

Muchos Cristianos esperan que las circunstancias mejoren antes de "ceder" a la esperanza. Cuando sucede lo peor, y lo que era el motivo de su oración esta : "destruido sin remedio", quedan abrumados. Su fe esta tan debilitada que pierden el animo. Algunos pueden aun abandonar completamente el camino cristiano; otros simplemente dejan de funcionar vitalmente, y se convierten en adornos denominacionales antes que en "pescadores de hombres". ¿Quien puede pescar sin red? ¿Quien puede esperar sin Fe?

Las circunstancias pueden revelar las obras de Dios, pero pueden tambien oscurecer mi visión de El.
Solo cuando llego a conocer a Dios quien es bueno y lógico, confiable y amable, e íntimamente identificado conmigo es cuando mi fe y esperanza están en El (1 Pedro 1: 21)

Podemos pedir a Dios que restaure lo que esta destruido completamente en nuestras vidas, sabiendo que El es muy capaz de hacerlo. Pero permitamos que nuestra esperanza se eleve mas alto que las cosas que buscamos. Fijemos en nuestras mentes la verdad de que Dios siempre pretende lo mejor para nosotros.

viernes, 27 de mayo de 2016

HAY PERDÓN

La misericordia y la verdad se encontraron; la justicia y la paz se besaron. Sal. 85:10.
El martillo de la culpa es cruel. Te crucifica en el madero de tu propia historia. Los clavos de los recuerdos paralizan tu vida. Las personas pasan y tú quedas paralizado, Como si la derrota fuera el autocastigo que “mereces”.

Cuando la culpa no te perturba, puede ser aun mas peligroso. El cinismo es fatal. Es el abismo sin fondo, de donde no hay retorno. Es el punto final de cualquier historia.

El salmista demuestra en el Salmo 85 como Dios lidia con el problema de la culpa del ser humano. Este salmo habla del Calvario. Allí, en una cruz, se encuentran la gracia y la verdad, y se besan la justicia y la paz.

Al andar en sus propios caminos, la criatura escoge voluntariamente el camino de la muerte. No había esperanza en su triste existencia. El principio universal de la justicia establecía la consecuencia natural de su elección: muerte. Esta es una verdad incuestionable. No es la el castigo divino. Es un hecho. Una realidad lógica, la criatura rebelde había perdido el derecho a la vida. La muerte era justa. La justicia y la verdad están unidas en su veredicto de muerte. Pero en el Calvario la justicia n ose encuentra con la verdad, sino con la gracia. Que es la gracia? Es un regalo, una dadiva. Tú no la mereces. Nadie la merece. La justicia demanda que el hombre muera. Pero quien muere es Jesús y por gracia le otorga salvación al hombre.

La verdad es que la criatura peco y merece morir. En la cruz, esa verdad se besa con la paz. El hombre acepta el perdón divino y, aunque es verdad que peco, experimente paz porque Jesús murió en su lugar. Tu culpa fue expiada. El precio de tu rebeldía fue pagado, tu pecado fue perdonado. No lo pretendas entender. Solo acéptalo.

No más noches de insomnio. No mas culpa, ni desesperación, ni ganas de morir. Un Nuevo día amanece en tu vida. El Señor te entrega una página en blanco, para escribir una nueva historia.
Comienza hoy una nueva experiencia. Cuando el martillo de la culpa golpee tu corazón, cuando la conciencia te grite: “Culpable” la misericordia y la verdad se encontraron; la justicia y la paz se besaron”.


Alejandro Bullón

lunes, 9 de mayo de 2016

LA VID Y LOS PÁMPANOS

“Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí”. Juan 15:4

EN VERANO SEGUÍ sus pisadas desde el mismo aposento alto de Jerusalén, subiendo por la callejuela, saliendo por el portalón y bajando por el camino adoquinado bastante cuesto y lleno de salientes que desciende desde el muro hasta un desfiladero en el valle que hay debajo denominado Cedrón. Los arqueólogos nos dicen que en la Jerusalén moderna quedan muy pocos caminos romanos de la época de Cristo. Pero este sobrevivió, y los eruditos creen que es el mismo camino que siguieron las sandalias de Jesús y los once discípulos bajo la luz plateada de la luna llena de Pascua del año 31 d.C. En algún punto de aquel camino sinuoso, el Maestro se detuvo junto a un emparrado bañado por la luna y pronunció las palabras del texto de hoy.

A través de una metáfora, Jesús vierte los secretos de la eternidad en una sola enseñanza. Toma una palabra que había usado a la luz de las lámparas del aposento alto y ahora, diez veces seguidas, convierte el sustantivo en un verbo. “En la casa de mi Padre muchas moradas hay” (Juan 14:2) se convierte en “Permanezcan en mí, y yo permaneceré en ustedes” (Juan 15:4, NVI). Lo que significa que la traducción también podría decir: “Moren en mí, y yo moraré en ustedes”. O “Residan en mí, como yo residiré en ustedes”. Por eso, en su paráfrasis en inglés The Message, Eugene Peterson vierte el versículo 4 con el equivalente de “Vivan en mí. Hagan su hogar en mí, como yo en ustedes”.

Con independencia de cómo desees expresarla, la dinámica enseñanza de Jesús es clara: Ofrece a cada amigo y a cada seguidor una unión tan estrecha e íntima que solo puede ser comparada con la unión entre un pámpano vivo y la vid que le da vida. ¡Qué podría ser más cercano! En palabras de Oswald Chambers: “Es un gozo para Jesús cuando un discípulo emplea tiempo para andar más íntimamente con él. Dar frutos siempre es mencionado como la manifestación de una unión íntima con Jesucristo” (My Utmostfor His Highest, 7 de enero). ¿Qué clase de fruto? “Que os améis unos a otros; como yo os he amado” (Juan 13:34).

No hace falta ser botánico ni horticultor para saber que el único objeto de la conexión de un pámpano con la vid es dar fruto. “Porque separados de mí nada podéis hacer” (Juan 15:5). No es de extrañar, entonces, que el amor de los elegidos no sea más que el fruto fragante, floreciente, de su unión con Cristo. No extraña que, como dijimos ayer, la luz brille por debajo de la puerta.


“El Sueño de Dios para Ti, Tú Eres el Elegido”
Por: Dwight K. Nelson


martes, 3 de mayo de 2016

ANTE EL DOLOR

“Bástate mi gracia, porque mi poder se perfecciona en la debilidad” (2 Cor. 12:9, NVI).

“¿Por qué sufro? ¿Es por culpa de Satanás, del pecado, o de Dios, que lo permite?” A veces nos quedamos estancadas en este “trilema” e, incapaces de hallarle respuesta, entramos en un coma espiritual porque nos parece que Dios es injusto. ¿Cuál es la causa del sufrimiento? Job se hizo esta pregunta, y en su experiencia encontramos respuestas.

Aunque Dios permitió la angustia de Job, no la causó ni procuró su mal para castigarlo por sus pecados, pues era justo e íntegro. Fue Satanás el culpable de su dolor y, a través de la prueba, Job llegó a una conclusión: “Hasta ahora, solo de oídas te conocía, pero ahora te veo con mis propios ojos” (Job 42:5).

En su respuesta de total fidelidad a Dios durante el dolor, la fe de Job se fortaleció. Pablo convivió con otra prueba que le generaba preguntas: “Me fue dado un aguijón en mi carne […] tres veces he rogado al Señor que lo quite de mí. Y me ha dicho: ‘Bástate mi gracia, porque mi poder se perfecciona en la debilidad’ ” (2 Cor. 12:7-9, NVI). ¿Fue Satanás quien envió esa prueba al apóstol? No creo, puesto que su propósito, en palabras del propio Pablo, era “que la grandeza de las revelaciones no me exaltara” (vers. 7) y, obviamente, al enemigo le interesa que seamos orgullosos y autosuficientes, no que dependamos de Dios. El Señor consintió el aguijón y lo utilizó para pulir el carácter de Pablo. En su respuesta de total fidelidad a Dios durante el dolor, la fe de Pablo se fortaleció.

¿Quería Dios que su Hijo sufriera una muerte cruel? No, pero el pecado la exigía, y Dios “convirtió la mayor tragedia de la historia del mundo en su mayor triunfo: la salvación de la humanidad”.* En la respuesta de total fidelidad de Jesús durante la más dura prueba, nuestra fe se fortalece. ¿Es una necesidad imperiosa para ti saber por qué sufres? Recuerda que no podemos evitar las pruebas, pero sí sabemos que Dios (no el sufrimiento en sí mismo) produce en nosotros buenos frutos, gracias a ellas o a pesar de ellas. La pregunta clave que has de hacerte no es “¿Por qué sufro?”, sino: “¿Cómo responderé al dolor!”

La inquietud y el sufrimiento son nuestras penas mayores, pero las grandes verdades no se descubren sin pena. Anatole France

Tomado de: Lecturas devocional es para Damas 2016
“Ante todo ser cristiana”
Por: Mónica Díaz


¿Que Ha Hecho Dios En Tu Vida? ♥

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