lunes, 29 de julio de 2013

La Parábola del Grano de Mostaza


El grano de mostaza es pequeñísimo pero no es, de hecho, el grano más pequeño – su tamaño pequeño es proverbial.  Esta parábola ofrece esperanza, y promete grandes resultados de pequeños comienzos.
"Otra parábola les refirió, diciendo: El reino de los cielos es semejante al grano de mostaza, que un hombre tomó y sembró en su campo;  el cual a la verdad es la más pequeña de todas las semillas; pero cuando ha crecido, es la mayor de las hortalizas, y se hace árbol, de tal manera que vienen las aves del cielo y hacen nidos en sus ramas" (Mateo 13: 31, 32)

Jesús intentaba alentar a los primeros discípulos, que se confrontaban con desventajas espantosas, y esta parábola continúa alentando a discípulos hoy.  La mayoría de la obra de la iglesia ocurre en circunstancias poco auspiciosas.  Nuestra misión parece demasiado grande, y nuestros recursos son pocos.  Pero, Jesús promete que el poder de Dios hace todo posible.

Es cierto, los comienzos fueron pequeños.  Ya para los tiempos de Mateo, los discípulos habían encontrado seria oposición.  No parecía que el pequeño movimiento de los seguidores de Cristo tendría una oportunidad contra las fuerzas preparadas contra él – pero ¡cuidado! Dios utiliza lo que parece necio para avergonzar a lo que parece sabio.  Dios utiliza lo que parece débil para avergonzar a lo que parece fuerte (1 Cor. 1:27).

El arbusto que crece de la pequeña semilla es grande en comparación con su comienzo, pero Jesús, ciertamente, tiene la lengua firmemente plantada en su mejilla para llamarla árbol.  El arbusto de mostaza típicamente crece a unos 8 a 10 o hasta 12 pies – esto apenas se puede comparar con los grandes robles del Líbano, con los que Israel prefiere identificarse.  ¿Por qué no ha de comparar Jesús el reino de los cielos a un gran árbol en vez de un arbusto? Si está comparando un pequeño grano, ¿por qué no escoger un árbol verdaderamente magnífico?

Quizá la mejor respuesta se encuentra en la iglesia que se ha desarrollado a través de los siglos.  La iglesia es, verdaderamente, muy diferente a la de sus comienzos, extendiéndose hasta cada nación en la superficie del planeta.  Tiene grandes catedrales y a veces ejerce gran poder pero, por la mayor parte, la iglesia se manifiesta en maneras más modestas – más como un arbusto de mostaza que un cedro encumbrado.  Quizá la lección del arbusto de mostaza es que cristianos deben vivir esperando, sabiendo que Dios crea grandezas de pequeños comienzos – que no debemos esperar que el reino sea grande como el mundo piensa de grandeza.  “Un rey que opera con docilidad (11:25-30) y monta un burro en vez de un caballo de guerra (21:1-9) puede ser representado por un reino simbolizado por un jardín de especies en vez de un árbol gigante”.  Esta parábola “discute nuestro culto a la grandeza”

“Las imágenes de los pájaros haciendo sus nidos en las ramas de esta planta parecida a un árbol es simbolismo escatológico del Antiguo Testamento, en el que todas las naciones descansan en las ramas de un árbol, el reino de Dios (Daniel. 4:12; Ezequiel. 17:23)” 
                                       




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