Algo que los hombres necesitan entender es que, generalmente hablando, las mujeres tienden a interesarse más que los hombres en la casa y en todo lo que hay en ella. Así ciertamente ocurre en mi casa. Permítanme ilustrar ese punto. Hace unos pocos años, mi esposa y yo contratamos un plomero para que instalara una unidad de gas para cocinar a la parrilla en el traspatio, y entonces nos ausentamos por el resto del día. Cuando regresamos, ambos observamos que el aparato había sido montado unas ocho pulgadas más alto de lo debido.
Shirley y yo miramos detenidamente el aparato, y nuestras reacciones fueron muy distintas. Yo dije: «Sí, tienes razón. El plomero se equivocó. A propósito, ¿qué tenemos para la cena de esta noche?»
Pero la reacción de Shirley fue característica. Ella dijo: «No creo que pueda soportar ese aparato sobresaliendo de esa manera».
Yo podía haber vivido el resto de mi vida sin volver a pensar en la altura de la unidad de gas, pero para Shirley eso tenía muchísima importancia, ¿Por qué? Porque para un hombre el hogar es un lugar para relajarse, sacudir de sus pies los zapatos, y ser así mismo como él es. Para una mujer, especialmente la que es ama de casa, la casa es una extensión de su personalidad. Expresa su individualidad y su carácter a través de la misma. Por eso los esposos deberían ser sabios en reconocer esta perspectiva diferente y adaptarse a los intereses creativos de sus esposas.
A propósito, el plomero fue llamado de nuevo el día siguiente y se le pidió que corrigiera su error. Como reza el dicho: «Si mamá no está contenta, nadie va a estar contento».
Escrito por: Dr. James Dobson
El corazón del Hogar.
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