lunes, 14 de octubre de 2013

En Medio de la Tribulación.

En medio de esta gran tribulación, David comparte tres cosas que deben consolar y animarnos cuando sentimos que todo el mundo está en nuestra contra. En primer lugar, expresa su confianza plena en Dios, a pesar de que las circunstancias no le favorecen. “En el día que temo, yo en Ti confío. En Dios alabaré su palabra; En Dios he confiado; no temeré; ¿Qué puede hacerme el hombre?” Y entonces añade a esas palabras su propia seguridad “Dios está por mi.” Pablo utiliza esta expresión en una serie de preguntas, culminando en la declaración de que nada nos puede separar del amor de Dios en Cristo Jesús, (Romanos 8:31-39). “Si Dios es por nosotros  ¿quién contra nosotros?”

En segundo lugar David implora a Dios y dice, “Mis huidas tú has contado; pon mis lágrimas en tu redoma; (guarda mis lágrimas en tu vasija) ¿No están ellas en tu libro?” Dios realmente toma nota de todos nuestros sufrimientos: Cada dolor que sentimos vibra en Su propio corazón. Él es tocado especialmente por los sufrimientos de Sus hijos que sufren por aquellos que los atacan ¡sólo por que no los quieren!

La tercera palabra de esperanza de David es: “has librado mi alma de la muerte, y mis pies de caída, para que ande delante de Dios, en la luz de los que viven.” Jesús aplicó esas palabras a aquellos que lo siguen: “Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.” (Juán 8:12). No importa lo que nos pase en este mundo donde el sufrimiento y el peligro son inevitables, y donde la muerte parece tener la última palabra, Jesús nos asegura que si lo seguimos, nosotros nunca, nunca andaremos en tinieblas, vamos a tener la luz de la vida .


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