Amigas
“En todo tiempo ama el amigo, y es como un hermano en tiempo de angustia”. Proverbios 17:17.
Hace más de cincuenta años, cuando fui a estudiar al entonces Colegio Adventista del Plata, en Entre Ríos, Argentina, conocí a muchas estudiantes con las nos hicimos amigas. Veníamos de diferentes lugares, desde las tierras cálidas y lluviosas del norte subtropical, hasta la árida y fría Patagonia, inclusive del vecino país Uruguay.
Con el tiempo nos graduamos, nos casamos y nos separamos para servir en diferentes países. Muchos años después, la Providencia quiso que nos reencontráramos para servir juntas la última década de nuestro trabajo activo en la misma institución donde nos habíamos educado, ahora Universidad Adventista del Plata.
Desde hace veinte años nos reunimos como un grupo estable de amigas dos veces por mes para pasar momentos agradables, celebrar un acontecimiento, festejar un cumpleaños, o sencillamente para compartir.
Las alegrías y tristezas nos unieron cada vez más. La pérdida de una hija, de un esposo, enfermedades, graves accidentes también llegaron a nuestro grupo, pero juntas lo pudimos sobrellevar. Tuvimos momentos de meditación y oramos unas por otras; cantamos, lloramos, reímos y pasamos momentos de alegres conversaciones. ¡Nos hace tanto bien!
El tiempo transcurre, la distancia separa, los hijos crecen, los corazones se rompen, los trabajos vienen y van, los padres mueren, los colegas olvidan, pero las amigas están ahí, no importa el tiempo ni la distancia. Una amiga nunca estará tan lejos que no la alcance tu necesidad. Cuando transitemos el valle del dolor, nuestras amigas estarán a la orilla, alentándonos, orando por nosotras, interviniendo y esperándonos del otro lado.
Cuando comenzamos a reunimos no teníamos idea de las alegrías y tristezas que nos esperaban, ni sabíamos cuánto íbamos a necesitarnos. Una corta visita, una llamada telefónica hacen que nuestro día sea diferente.
La importancia de mis amigas me hizo entender mejor la amistad con Jesús. Cada mañana pongamos nuestra vida y la de nuestra familia en manos de nuestro gran Amigo. Él nos dice: “Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando” (Juan 15:14).
Nancy Gerber de Gordienko, Argentina
LECTURAS DEVOCIONALES PARA LA MUJER 2014
DE MUJER A MUJER
Recopilado por: Pilar Calle de Henger
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