Enoc
“En total, Enoc vivió trescientos sesenta y cinco años, y como anduvo fielmente con Dios, un día desapareció porque Dios se lo llevó”. Génesis 5:24.
Enoc vivió de tal manera que Dios lo llevó a vivir con él, al cielo. ¿Cómo lo consiguió? ¿Cómo hizo para vivir una vida así?
Que Jesús, que no pecó, lo haya conseguido no cuesta tanto entenderlo.
No ocurre lo mismo con Enoc. Él era un hombre común y corriente, con exactamente las mismas características que tú y yo. Tal vez, nos gustaría que este patriarca no hubiera tenido tendencia al mal, a fin de poder seguir justificando nuestro gusto por el pecado. Allí está la raíz de todos nuestros problemas.
Nosotros no tenemos, tan solo, la tendencia al mal: a nosotros nos gusta pecar.
Comúnmente, elegimos pecar cuando nadie nos ve. Lejos de los ojos “acusadores” de nuestros padres, maestros y líderes espirituales. La cuestión es que (y tú lo sabes) Dios te ve todo el tiempo. Pero, a veces, no nos importa mucho. Nuestra vida espiritual suele ser tan mediocre que Cristo significa poco en la practican y continuamos pecando, con el cuidado de que no nos vean los demás. El satisfacernos hoy, ahora y aquí nos maneja de tal manera que, con tal de pecar, dejamos de lado todo nuestro conocimiento (teórico) de Dios.
Enoc pensaba diferente. Pasaba tanto tiempo con Dios que tenía plena consciencia de su presencia constante. Pero esta situación no era una carga; era un placer estar todo el tiempo con este Amigo. El ejemplo clásico: cuando comiences a salir con aquel chico o aquella chica que te gusta, no sentirás que es complicado pasar tanto tiempo con él (o ella); al contrario, cuanto más, mejor.
Enoc estaba enamorado de Dios, la pasaba realmente bien con él. Eso no significa que vivió su vida en un monasterio. La Biblia dice que tuvo hijos e hijas; el más conocido de ellos es Matusalén. Si tuvo familia, no sería descabellado pensar que se enamoró de una chica, se puso de novio con ella, se casó… en fin, la vida familiar normal.
Caminar con Dios no significa separarse del mundo, significa entender que nuestro Dios es real y nos ama tanto que desea estar cada día a nuestro lado.
Déjalo hacer su caminata contigo hoy.
MEDITACIONES MATINALES JÓVENES 2014
365 vidas
Por: Milton Bentancor
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