domingo, 26 de enero de 2014

Raquel

Pero Raquel, luego de tomar los ídolos y esconderlos bajo la montura del camello, se sentó sobre ellos. Labán los buscó por toda la carpa, pero no los encontró. Génesis 31:34.

La cadena de mujeres interesantes en la familia de Abraham crece. Sara, con su belleza y esterilidad, marca el inicio de una cadena que continúa con Rebeca. Linda y también estéril, acompañará al buen Isaac en el recorrido de sus vidas, hasta que muere sin volver a ver a su amado hijo Jacob. Este, sin tener el carácter ni la espiritualidad de su padre ni de su abuelo, recibe un poco de su propio veneno cuando recibe a Lea como esposa. Finalmente, consigue casarse con Raquel. Linda (por lo menos para Jacob, quien la prefería antes que a Lea) y estéril también.

Generación tras generación, algunos rasgos muy fuertes se mantienen, mientras que otros van creciendo o disminuyendo. Las mujeres elegidas como esposas se parecen mucho entre ellas en varios detalles, por ejemplo, la belleza.

A pesar de esto, creo que la espiritualidad y la dependencia de Dios que Sara y, principalmente, Rebeca mostraron no son virtudes sobresalientes en Raquel.

Igual que Sara, entrega una sierva a su marido para que tenga hijos. Igual que Rebeca, prefiere a su marido (Rebeca, sin conocerlo; Raquel, conociéndolo) antes que quedar en la casa de su padre.

Justamente en el momento de esta decisión, Raquel toma los ídolos familiares de su padre; quien retornando del campo, saldrá tras su yerno para recuperarlos.

Los comentadores se dividen en cuanto a las razones por las que Raquel robó los ídolos, y por las que Labán estaba tan ansioso por recuperarlos. Algunos dicen que los ídolos eran amuletos de protección para las personas que los tenían.

Otros dicen que estos pequeños ídolos eran una especie de escrituras de los terrenos que pertenecían a la familia. Este motivo, pensando en lo ganancioso que era Labán, es más “lógico”. Y, simultáneamente, se entendería que Raquel los robó porque en su debido tiempo se los podría entregar a su marido.

No importa demasiado el motivo del robo, pero hay algunas cosas que Raquel nos enseña. Ella confiaba más en los ídolos familiares que en el Dios de la familia de su esposo.

Tú decides en qué vas a poner tu confianza. Y normalmente tienes dos opciones: los pequeños ídolos familiares o el gran Dios de los cielos y de la Tierra. Tú eliges.

DEVOCIÓN MATUTINA JÓVENES 2014

365 vidas

Por: Milton Bentancor

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