miércoles, 19 de febrero de 2014

Inspiremos valores

“Mirad., os enseñé las normas y preceptos que el Eterno mi Dios me mandó [...]. Guardadlos, cumplidlos, porque ésta es vuestra sabiduría y vuestra inteligencia ante las naciones [...]. Deuteronomio 4:5, 6, NRV.

Los valores y el carácter son temas muy debatidos en esta década.

Todas las edades y los estratos sociales son bombardeados por la inmoralidad, lo que preocupa a los padres, profesores, tutores y especialistas.

Dios en su Palabra tiene mucho que decirnos al respecto. A catorce años del nuevo milenio nada puede ser más importante que ayudar a nuestros hijos a adquirir valores cristianos que los guíen hacia la vida eterna.

El egoísmo domina. Cada uno quiere marcar presencia y se ha terminado el respeto. La escala de valores está totalmente invertida. Lo que antes era bueno hoy es ridículo, y lo que antes era malo hoy es normal. El ser humano se ha deshumanizado. Los jóvenes quieren conseguir lo que desean a cualquier costo, incluso vendiendo su cuerpo. La falta de pudor horroriza a los mayores, a quienes de alguna manera se les han escapado la conducción y la formación de valores en sus hijos.

Gracias a Dios, no todo está perdido y hay esperanza. Debemos proteger la mente de nuestros hijos. Es difícil lograrlo con toda la información que reciben nuestros niños y adolescentes mediante el trabajo silencioso de Internet y los medios de comunicación. Protegemos las computadoras con antivirus para que no se contaminen ni dañen nuestros trabajos, pero, ¿qué hacemos para proteger la mente de nuestros hijos? ¿Con qué dejamos que alimenten su alma? Dijo el apóstol Pablo: “Porque vuestra obediencia ha venido a ser notoria a todos, así que me gozo de vosotros; pero quiero que seáis sabios para el bien, e ingenuos para el mal” (Rom. 16:19).

Los valores hacen la diferencia en el ser humano. Son la columna vertebral de las emociones y la espiritualidad; son pautas que orientan hacia la trasformación social y la realización personal. Los valores no se adquieren por azar o casualidad. Son transmitidos con firmeza y amor. Afortunadamente, el Señor nos da las herramientas y nos ayuda en la sagrada tarea de enseñar valores espirituales a nuestros hijos.

María del Pilar Calle de Hengen, Uruguay

DEVOCIÓN MATUTINA PARA LA MUJER 2014

DE MUJER A MUJER

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