El milagro de la vida
“Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”. Filipenses 4:13.
Desde hace muchos años padezco una temible enfermedad llamada artritis. Conocí el evangelio hace 28 años cuando vivía en mi país, la República Dominicana.
Desde entonces he podido comprobar que para un cristiano que vive en comunión con Dios todas las mañanas, nada hay que no pueda ser posible en su vida física, material y espiritual.
Dios está siempre listo p ara contestar las oraciones de sus hijos y ayudarlos a honrar la vida que él les ha dado.
En 2003 me casé con el pastor Ovidio Becerra y siempre he visto y sentido cómo, a pesar de la artritis, Dios me ayuda en las actividades de la iglesia y en las tareas de mi hogar. Él ha respondido misericordiosamente todas mis peticiones. ¡Grande es su misericordia!
Cierto día, mi hijo y mi nuera me comunicaron su gran deseo de tener un bebé. Llevaban varios felices años de casados, pero el tiempo pasaba y no podían concretar su sueño de convertirse en padres. Así que puse este anhelo de mis hijos en oración delante de Dios. Cada madrugada, desde julio de 2008, oraba específicamente por este pedido, para que el Señor pudiera obrar un milagro en la vida de mis hijos y pudieran tener en sus brazos a su bebé.
Transcurrió el tiempo sin respuesta aparente, hasta que el 23 de junio de 2011, cuando recibí la hermosa noticia de que Diana, mi nuera, estaba embarazada. Es reconfortante saber que Dios escucha nuestras oraciones y suple las necesidades. ¡Cuán fortalecedor fue para mí mantenerme en comunión con Dios durante tanto tiempo, gracias a una gran necesidad, no solo la de querer ser abuela y ver mis hijos felices con la paternidad, sino la de sentir que Dios está ahí, solo a la distancia de un pedido, de un ruego!
Amiga, por experiencia te animo, de corazón, a seguir el plan de las cuarenta madrugadas y llevar una vida de comunión con Dios en las primeras horas de cada mañana. Además de la riqueza espiritual que te dejará la comunicación con el Señor, tendrás la alegría de comprobar que “Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad” (Lam. 3:22, 23), y todo lo podrás “en Cristo que te fortalece”.
Trinidad Carrasco de Becerra, Bolivia
DEVOCIÓN MATUTINA PARA LA MUJER 2014
DE MUJER A MUJER
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