El Señor escuchó mi voz
“Amo a Jehová, pues ha oído mi voz y mis súplicas”. Salmo 116:1.
En 2008 estaba en los Estado Unido disfrutando de una primavera que hacía hermosa la experiencia de mi diario vivir y me enseñó a aferrarme de la poderosa mano del Señor.
En mayo comencé a sentirme delicada de salud: dolores de estómago y cefalea no me permitían conciliar el sueño. Les conté a mis hijos el malestar que sentía y ellos me alentaron diciéndome que orarían al Señor por mí mientras yo me hacía un chequeo médico.
Concerté una consulta médica, hablé con la profesional, ordenó los análisis pertinentes y el resultado fue: hemoglobina baja. Me recetó un medicamento p ara el caso, pero los días pasaban y nada cambiaba.
Un viernes de tarde me sentí desfallecer. Tenía fuertes dolores en el cuerpo, vómitos y mucho malestar. Mi hijo me llevó al hospital, donde me internaron por algunos días y me hicieron todo tipo de estudios: Análisis de sangre, orina, endoscopía, biopsia y tomografía. Los resultados indicaron que todo estaba bien. Me pusieron suero y me dieron de alta.
Estando en casa, por la noche, volví a sentir el mismo malestar. A la mañana siguiente volvieron los vómitos y dolores insoportables. Regresé al hospital. Nuevamente me tuvieron en observación, hasta que finalmente me detectaron cálculos biliares. Debía ser operada, pero no había cupo hasta fin de año. Me indicaron algunos calmantes y una estricta dieta.
Cada mañana y cada noche pedía al Altísimo que me ayudara a recuperar la salud. Mis hijos hicieron cadena de oración en su iglesia pidiendo por mi recuperación. En su misericordia, Dios permitió que la primera semana de septiembre me comunicaran que sería operada la siguiente semana. La intervención fue rápida y del todo exitosa.
Nuestro Dios es poderoso y responde nuestras peticiones en el momento oportuno. Una vez más mi Señor hizo resplandecer su sol de justicia y me dio alivio físico y espiritual para seguir adelante. Fue así como terminó mi largo invierno y comenzó la alegría primaveral con buena salud y la llegada de mi primer nieto varón.
Amiga, si te encuentras desanimada busca a tu Redentor. El no solo te mostrará el camino sino que te acompañará a recorrerlo.
Hilda Aliaga Velásquez, Bolivia
DEVOCIÓN MATUTINA PARA LA MUJER 2014
DE MUJER A MUJER
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