miércoles, 14 de mayo de 2014

La lección de la torta

"porque Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón". 1 Samuel 16:7.

Acabábamos de mudarnos a nuestro nuevo lugar de trabajo. Mi hija mayor cumplía años y decidí organizarle un encuentro para compartir con los nuevos amigos de aquel lugar. Así, me dispuse a preparar los alimentos para la fiesta. En primer lugar me concentré en la torta, ya que sería la “estrella” de la ocasión.

En vez de usar alguna receta conocida, decidí probar una nueva receta de torta de naranjas,  rellena de crema de naranjas, que acababa de aprender. Le puse una deliciosa cobertura que ya había hecho en otras ocasiones y por último, una capa crocante de nueces picadas. Parecía exquisita. Casi podía imaginarme a los invitados deleitándose con ese manjar.

Llegó el momento de la fiesta y coloqué la torta en una mesa preparada especialmente para ella. Todos expresaban su asombro al considerarla un deleite para la vista y seguramente para el paladar. Eso pensábamos todos hasta que, después de soplar las velitas, la cortamos y servimos… para comprobar que estaba muy seca y el relleno, pegajoso, a pesar de que el sabor no era desagradable. Lo único que no había fallado era la cobertura. ¡Qué desencanto sufrimos todos con aquella torta! De más está decir que nadie quiso una segunda porción…

Al acostarme esa noche no podía dejar de pensar en la torta. ¡Tan hermosa por fuera y tan diferente por dentro! Cuántas veces juzgamos a las personas por lo que vemos por fuera, o nos interesamos solo en nuestra apariencia externa. Por el contrario, los ojos de Dios ven lo que nadie ve: el corazón. Al Señor no podemos engañarlo con una apariencia deslumbrante, ni desilusionarlo con una apariencia sin gracia. Él nos conoce bien y juzga con justicia y misericordia.

Agradezco a Dios por conocerme como soy, sin coberturas ni adornos, y aun así amarme. Es tiempo de cambiar los ingredientes de mi corazón y volver a los que conozco y sé que son buenos, y dejar de probar recetas nuevas… Como dijo Jeremías, es tiempo de pararnos en los caminos, preguntar por las sendas antiguas, andar por ellas y hallar descanso para nuestra alma (Jer. 6:16).

Karina Stecler de Guzmán, Argentina

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DEVOCIÓN MATUTINA PARA LA MUJER 2014

DE MUJER A MUJER

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