domingo, 4 de enero de 2015

La lección del girasol

Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Colosenses 3:2.

Era de mañana, temprano. Estaba sacando las semillas del corazón de un girasol gigante. Parecía una tarea interminable, pues eran incontables las semillas que se anidaban en sus cavidades. Recordé las veces que mis ojos se habían detenido a contemplar esa maravilla. Verlo crecer me producía alegría. Vi abejas posar en él y contemplé el color verde oscuro de su impresionante tallo. Curiosa, miraba sus hojas en forma de corazón y el amarillo intenso de sus pétalos, que cercaban su centro, siempre cambiante y atractivo, con el trasfondo de un hermoso cielo azul… ¡Toda una delicia para la vista!

Ahora, con la flor seca en mis manos, miré detenidamente ese corazón aún henchido de semillas. Cada cavidad es como una casita que guarda celosamente el benéfico fruto, resultado de su corta vida en búsqueda diaria de la luz del sol. Las semillas son nutritivas y ricas en vitamina E y minerales, y ayudan a bajar el colesterol en la sangre.

Y lo que capté en ese momento me impactó: muchos son los que sienten que no han alcanzado todas sus metas. Piensan que la vida es muy corta y, a pesar de todo lo que han sobrellevado, se sienten insatisfechos e inútiles.

El girasol, una vez un radiante cuadro de vigor y belleza, y ahora marchito, me recordó la exhortación de Pablo: “Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra”. Me enseñó que, si vivimos mirando al Sol de justicia, inevitablemente produciremos frutos de bendición. Mirando al cielo, no importan los reconocimientos humanos ni los grandes logros terrenales. Si tu vista está fija en Cristo, estás sembrando para el Espíritu, y del Espíritu segarás vida eterna (ver Gál. 6:8). En la patria celestial sabrás a cuántos impactaste por medio de una vida que ha mirado lo que es de verdadero valor: a Cristo, su sacrificio y su vida victoriosa.

¡Mira a Jesús y vive en victoria! Tu vida irradiará con el resplandor de su amor y en las mansiones eternas cosecharás incontables frutos. Allí constará, ante todo el universo, que no fueron en vano ni tu vida ni tu labor—Rhodi Alers de López.

DEVOCIÓN MATUTINA PARA LA MUJER 2015

Jardines DEL ALMA



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