jueves, 26 de marzo de 2015
viernes, 13 de marzo de 2015
Dios Cuida de Mi
“Buscad PRIMERAMENTE el reino de Dios y Su justicia y todas estas cosas os serán añadidas” (Mateo 6:25-34)
Estamos en tiempos de crisis y muchas personas han perdido sus puestos de trabajo. Hay mucha gente sufriendo y sin saber qué va a pasar con sus vidas y las de sus familias. Son tiempos difíciles los que estamos viviendo, pero en medio de todas estas cosas los cristianos tenemos grandes promesas de Dios y no tenemos que vivir con ansiedad o preocupación.
Dios ha prometido cuidar de Sus hijos y Él siempre cumple Sus promesas. Hebreos 13:5b dice: “Nunca te dejaré ni te abandonaré”. Eso lo experimentamos los cristianos cada día.
Cuando vemos las noticias y las proyecciones del futuro a veces nos preguntamos si estamos en los últimos días y a punto de ver cumplirse las profecías que hemos leído tantas veces en la Biblia. Es posible que así sea aunque no podemos ser dogmáticos en ello. Lo que sí parece seguro es que por lo menos estos son principios de dolores. El Señor Jesús nos dio la ilustración de una mujer embarazada que espera a su hijo pero sabe que primero tiene que pasar por los dolores de parto. Pero también sabe que cuando por fin da a luz a su hijo se regocija de haber traído un hijo al mundo. Así también nosotros cuando vemos estas cosas que nos recuerdan las palabras de la Biblia, debemos recordar que antes de la Segunda Venida del Señor tienen que venir muchos dolores como los de una mujer de parto.
Dios está en control de todo. Nada de lo que les pasa a los hijos de Dios puede ser para mal ni está fuera de Su control; podemos descansar en Sus promesas.
Entonces, ¿podemos pensar que Dios va a permitir que nos falte lo necesario? De ninguna manera. Dios sabe cuáles son nuestras necesidades y las va a suplir. Esta es la promesa de Dios del encabezamiento de esta entrada.
Mateo 6:25-34
25 Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido?
26 Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas?
27 ¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo?
28 Y por el vestido, ¿por qué os afanáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan;
29 pero os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria(A) se vistió así como uno de ellos.
30 Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe?
31 No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos?
32 Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas.
33 Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.
34 Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal.
Dios nos promete proveer lo necesario, la comida, la bebida, y la ropa. No nos promete los lujos ni los caprichos pero sí lo básico. Por eso debemos confiar siempre en él porque Sus promesas nunca fallan. El punto principal es este:
“Buscad PRIMERAMENTE el Reino de Dios de su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”.
¿Qué quiere decir esto? Pues quiere decir que antes que nada debemos preocuparnos de obedecer a Dios en todo y no dejar de cumplir con nuestras tareas y responsabilidades en su reino de Dios para seguir siendo sal y luz en el mundo. Esa es nuestra misión y meta. Todo lo demás Dios lo proveerá.
Así que no nos afanemos por el día de mañana. Pidamos Fe al Señor para no actuar como los que no tienen un Padre celestial como el nuestro. Nosotros no tenemos nada de qué preocuparnos.
domingo, 8 de marzo de 2015
EL AMOR SE SACIA EN DIOS
El Señor te guiará continuamente, saciará tu deseo. (Isaías 58:11)
El día 20 fue de vital importancia para el desafío de este libro... y para tu vida. Te enfrentaste cara a cara con la necesidad manifiesta de todo corazón humano. Y quizá, por primera vez, reconociste lo personal que es esta necesidad. Tal vez te hayas dado cuenta de que en tu caja de herramientas con talentos y recursos, nada podía reparar el daño que deja el pecado, y que Jesús es el único que puede proveer lo que te falta. Si lo recibiste por fe y le entregaste tu vida para que Él la administre y la guíe, entonces su Espíritu Santo está renovando tu corazón. Su sabiduría, su gracia y su poder ahora pueden liberarse en todo lo que hagas; incluyendo nada menos que tu matrimonio.
Sin importar si es algo nuevo para ti o si sigues a Jesús hace bastante tiempo, es hora de que afirmes algo en tu mente: necesitas a Dios todos los días. No se trata de una propuesta de medio tiempo. Solo Él puede saciar, aunque todo lo demás te falle. Quizá tu esposo llegue tarde a casa una vez más; pero Dios siempre llegará a tiempo.
Tal vez tu esposa te decepcione una vez más; pero puedes estar seguro de que Dios siempre cumplirá sus promesas. Todos los días tienes expectativas de tu cónyuge. A veces, las cumple. A veces no. Sin embargo, nunca podrá satisfacer por completo todas tus exigencias... en parte, porque algunas de tus exigencias son irracionales y en parte porque tu cónyuge es humano.
Sin embargo, Dios no lo es. Y los que acuden a Él cada día con una total dependencia para que satisfaga las necesidades reales de su vida son los que descubren que en verdad se puede depender de ÉL. ¿Acaso tu cónyuge puede darte paz interior? No; pero Dios sí. "Por nada estéis afanosos; antes bien, en todo, mediante oración y súplica con acción de gracias, sean dadas a conocer vuestras peticiones delante de Dios. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestras mentes en Cristo Jesús" (Filipenses 4:6-7). ¿Acaso tu cónyuge puede lograr que estés satisfecho sin importar lo que la vida arroje a tu paso? No; pero Dios sí puede. "En todo y por todo he aprendido el secreto [...] de estar saciado [...J Todo lo puedo en Cristo que me fortalece" (Filipenses 4:13).
En tu vida, hay necesidades que solo Dios puede satisfacer por completo. Aunque tu esposo o esposa puede saciar algunas de estas necesidades (al menos, de vez en cuando) solo Dios puede saciarlas todas: Tu necesidad de amor, tu necesidad de aceptación, tu necesidad de gozo. Es hora de renunciar a depender de alguien o algo para funcionar y sentirte realizado todo el tiempo. Solo Dios puede hacerlo, a medida que aprendas a depender de Él; pero quiere hacerlo a su manera, "Mi Dios proveerá a todas vuestras necesidades, conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús" (Filipenses 4:19).
Hay una necesidad real de amor, paz y suficiencia. Nadie dice que no deberías tenerla; pero en lugar de conectarte a cosas que, en el mejor de los casos, son inestables y que están sujetas a cambios (tu salud, tu dinero, incluso el afecto y las mejores intenciones de tu pareja), conéctate a Dios. Es lo único en tu vida que nunca cambia. Su fidelidad, su verdad y las promesas para sus hijos siempre permanecerán. Por eso necesitas buscarlo todos los días.
Nuestra única razón para no hacerlo es que en realidad no confiamos en Dios para que provea lo que necesitamos. Y sin embargo, la Biblia dice: "Pon tu delicia en el Señor, y Él te dará las peticiones de tu corazón" (Salmo 37:4). Cuando lo buscamos primero, lo amamos primero y transformamos nuestra relación con Él en la prioridad principal, Él promete proveernos lo que en verdad necesitamos... y en realidad, Dios es lo único que hace falta para saciarnos.
Una vez, Jesús habló con una mujer samaritana junto a un pozo; ella había intentado satisfacer sus necesidades por medio de una serie de relaciones fallidas. Con su vida y su cántaro vacíos, había llegado a este lugar quebrantada y endurecida, pero aún así con una necesidad desesperada. Sin embargo, en Cristo encontró lo que Él llamó "agua viva" (Juan 4:10); una provisión abundante que no era solo para saciar su sed temporal. Lo que Jesús le ofreció de beber fue una refrescante y permanente satisfacción del alma. Y es lo que está a tu disposición cada mañana al amanecer y cada noche antes de acostarte, sin importar quién sea tu cónyuge o lo que te haya hecho. Dios es tu provisión diaria de todo lo que necesitas.
El desafío de hoy
En forma intencional, aparta tiempo para orar y leer la Biblia. Intenta leer un capítulo de Proverbios cada día (hay 31 capítulos: la provisión para un mes), o leer un capítulo de los evangelios (mateo, marcos, Lucas y Juan). Cuando lo hagas, sumérgete en el amor y las promesas que Dios tiene para ti. Esto te hará crecer más en tu caminar con él.
Haz una marca en tu calendario cuando hayas completado el desafío de hoy.
¿Cómo crees que pasar tiempo a diario con Dios cambiará tu situación y tu perspectiva? ¿Cómo puedes incluir más a Dios en tu día?
Abres tu mano, y sacias el deseo de todo ser viviente. (Salmo 145:16)
¿QUÉ HACES AQUÍ?
Y allí se metió en una cueva, donde pasó la noche. Y vino a él palabra de Jehová, el cual le dijo: ¿Qué haces aquí, Elías? 1 de Reyes 19:9
Elías había caminado desde la cueva hacía Horeb, monte de Dios, durante 40 largos días, en los cuales tuvo la oportunidad de reflexionar, pensar y escudriñar su corazón a fin de entender cuál era su propósito en la vida, Dios se había manifestado de manera poderosa en su vida, sin embargo Elías entró en un punto crítico al verse amenazado por Jezabel, sus fuerzas se desvanecieron y ahora se encontraba en un lugar donde Dios no lo había llamado, el Eterno preguntó a Elías porque razón él estaba en Horeb, pues el profeta de Dios tenia realmente una gran labor que hacer con el pueblo de Israel, recién había pasado el evento del monte Carmelo e Israel necesitaba fuerzas y ánimos de parte del siervo de Dios.
La pregunta que Dios le hace a Elías nos deja una enseñanza muy enfática en nuestro tiempo, como colaboradores del Eterno se nos ha llamado a ir y pregonar un mensaje de salvación, sin embargo muchas veces en nuestro afán de querer trabajar en la obra de Dios, pensamos que debemos ir donde no se nos ha llamado, cuando realmente en nuestro entorno hay grandes necesidades, pues donde estamos muchas veces creemos que no es el terreno donde debemos estar y queremos ir en pos de nuevos viajes y descuidamos la obra que se nos ha brindado. Elías experimentaba lo mismo, estaba cansado del pueblo, fatigado y consideraba que solo sobre él estaba depositada la carga del evangelio, por tal razón caminó hasta el monte de Dios queriendo buscar una respuesta y así saber cuál era su propósito en la vida, sin embargo la labor por la cual él nació ya le había sido conferida, pero su misma depresión lo llevó a perder un poco el sendero por el cual debía caminar.
Entiendo cuán difícil es a veces lidiar con el peso de ser voceros del mensaje Divino, pues como hijos e hijas de Dios que salimos al campo de batalla, nos es a veces fatigante luchar con las inclemencias del tiempo, pues hoy en día, en este mundo tan lúgubre y dominado por Satanás, la lucha se vuelve intensa y sentimos que es muy poco lo que se cosecha. Sin embargo somos llamados a conquistar cada corazón que tenemos a nuestro alrededor. La obra de Dios requiere sacrificios pero es reconfortante cuando es notable que por tu influencia otros conocieran el mensaje de salvación.
Dios nos hace hoy un llamado a cada uno de nosotros, pueda que estemos con la actitud de Elías y que por un momento estemos perdiendo el rumbo de nuestro propósito, pero Dios nos insta a volver al camino correcto, a llevar a otros la Palabra que es como un manantial que refresca los labios del sediento, Satanás tiene a muchos dominados y nosotros podemos ser mensajeros que lleven luz al mundo y disipen las tinieblas de los demás, no necesitas emprender grandes viajes para hacer esta obra, donde estas, en la cercanía, puedes ser un Elías que proclame las verdades eternas, con tu familia, amigos, vecinos, existe una gran necesidad y eres tú el llamado a llevarles el mensaje de quien es la Verdad el Camino y la Vida.
Inicia hoy tu día con optimismo y deja que Dios conquiste tu corazón y que de esa manera te otorgue el propósito que debes alcanzar a fin de hacer su obra y mientras el Señor te llama a nuevos terrenos, dedica tiempo de tu vida a obrar en los alrededores de tu morada, pues donde tú te encuentras puedes sembrar la semilla del evangelio y con el tiempo veras que la cosecha será abundante, pues Dios así lo ha prometido. Ve y conquista tu tierra y de esa manera sabrás que hay un propósito para ti y que no hay mejor labor que ser un mensajero de la verdad, eso dará sentido a tu vivir y te alistaras en los héroes de la fe que dieron todo por la cusa y vencieron. Dios esté contigo.