martes, 8 de enero de 2019

✿ Confía en el Señor

Yo sé que mi Redentor vive, y al fin se levantará sobre el polvo” (Job 19:25).

Hace algunos años, tuve una conversación muy difícil con dos mujeres decepcionadas con Dios. Eran madre e hija, que encaraban el drama de la muerte. La madre había perdido al esposo pocos meses antes y la hija, muy joven, también había quedado viuda. Su esposo, un comerciante exitoso, entró en una fuerte depresión y terminó quitándose la vida. Un drama difícil de explicar y de entender.
Nuestra conversación no terminó bien. Las dos estaban enojadas y fueron claras: “No queremos saber más de Dios. Nuestra confianza en él se terminó”. No fue fácil, pero terminé dejándoles una cuestión para que reflexionaran. Les pregunté: “Cuando están en un tren que entra en un túnel oscuro, ¿cómo reaccionan? ¿Saltan del vagón o siguen hasta llegar al otro lado?”
Al pasar por el túnel oscuro del sufrimiento, Job decidió aferrarse firmemente de la mano de Dios. Estuvo en el escenario del gran conflicto entre Cristo y Satanás, y eso, sin lugar a dudas, no es fácil. La Biblia dice que él era “perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal” (Job i:i).
¿Por qué Job tuvo que enfrentar una prueba tan grande? La reputación divina estaba en sus manos; pues, si él fallara, las acusaciones del enemigo triunfarían. De un lado, Dios asumía que su siervo no iba a fallar; del otro, Satanás insistía en que Job no iba a resistir. ¿Por qué otros hijos fieles tuvieron destinos diferentes? Enoc fue trasladado sin ver la muerte. Moisés descansó y resucitó. Elias fue arrebatado en un carro de fuego. Y, en el caso de Job, ¿cuál es el secreto de su victoria a pesar de tanto sufrimiento, enfermedad, pérdidas, rechazo y muerte en la familia?
La única respuesta es la confianza en Dios. Esta fue muy bien descrita en las palabras que encontré en un cuadro durante una visita pastoral. El mensaje decía: “Mi Dios, no te entiendo; pero confío en ti”. No tengas dudas de que “el Señor no impone a nadie una carga demasiado pesada para que la pueda llevar. Examina cada peso antes de permitirle descansar sobre los corazones de sus colaboradores” (Testimonios para la iglesia, t. 7, p. 282). En realidad, nuestra bendita esperanza nos motiva a enfrentar los desafíos de la vida. Nuestra travesía no es fácil, pero la confianza en Dios fortalece nuestros pasos, orienta nuestra dirección y nos prepara para el final del trayecto, cuando encontraremos las respuestas definitivas para todas nuestras dudas. ¡Vale la pena confiar en Dios!


NUESTRA ESPERANZA
Erton Kohler
Lecturas devocionales para Adultos 2019



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