El Señor está contigo
“Mas Jehová estaba con José, y fue varón próspero’, y estaba en la casa de su amo el egipcio. Y vio su amo que Jehová estaba con él, y que todo lo que él hacía, Jehová lo hacía prosperar en su mano”. Génesis 39:2, 3.
Estaba sentada, como todos los días, en mi escritorio de recepcionista en una oficina gubernamental, aprovechando los momentos libres para releer mi libro devocional.
De pronto, ingresó mi jefe, el viceministro, y me preguntó directamente: “¿Qué está leyendo?” Con temor le mostré el libro, esperando alguna reprimenda. Lo hojeó y para sorpresa mía reunió a todo el personal y dio la siguiente orden: “¡A partir de mañana, antes de iniciar las actividades, nos reuniremos para compartir estas lecturas. Si funciona con Delmans, algún bien nos hará tener a Dios de nuestro lado!” De más está decir que el Señor estuvo presente en cada una de esas lecturas y bendijo grandemente nuestra oficina.
Me sentí un poco como el gran José de la Biblia. Para él las bendiciones no eran una sorpresa; él tenía la certeza de que el Señor estaba con él.
¿Cómo lo logró?
José tenía una relación íntima y estable con el Señor, a pesar de que las circunstancias a veces le fueron adversas (Gén. 39:3, 20-23). Si alguien tenía razones para dudar de la compañía de Dios, era José. Atravesar toda clase de dificultades sin culpa alguna era razón suficiente para deprimirse o victimizarse. A José, por el contrario, las pruebas le sirvieron para aferrarse más al Señor.
José era íntegro y diligente donde le tocó vivir o trabajar. Se destacó por hacer lo mejor de su parte, sin excusas. El trabajo de calidad era una característica de su personalidad: con los bienes de Potifar (Gén. 39:6), en los asuntos de la prisión (Gén. 39:22, 23) y administrando los bienes de Egipto (Gén. 41:38-43). Siempre se destacó por su integridad.
Como resultado y por causa de José, el Señor bendijo la casa del egipcio Potifar (Gén. 39:5). Enjosé se hizo realidad la promesa hecha a Abraham: “¡[...] Y serán benditas en ti todas las familias de la tierra!” (Gén. 12:3).
Hoy, esa promesa también puede ser realidad en tu vida ¿Sabe el Potifar de tu trabajo que el Señor está contigo?
Delmans M. Rodríguez Cruz de Llusco, Bolivia
DEVOCIÓN MATUTINA PARA LA MUJER 2014
DE MUJER A MUJER
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