Cuando lo oyeron todos nuestros enemigos conocieron que por nuestro Dios había sido hecha esta obra. (Nehemías 6: 16.)
Cada vez que se comienza un verdadero trabajo para Dios, Satanás suscita oposición. Nehemías inspiró exitosamente a los judíos a reconstruir los muros de Jerusalén, y esto señaló al enemigo que tenía que contrarrestar el movimiento. El diablo tenia listos a tres hombres: Sanbalat, Tobias y Gesem.
“¿Qué están haciendo estos débiles judíos?”, preguntó Sanbalat sarcásticamente. “¿Piensan que pueden fortalecerse y hacer piedras de un montón de basura?”, rio Tobías, sacudiendo su cabeza. “Sea lo que fuere que están construyendo, si un zorro subiera sobre su muro lo derribaría”.
Se difundieron rumores de que Nehemías estaba intentando rebelarse contra el Imperio Persa y que se instalaría como rey. Esto tampoco funcionó. Los agentes del diablo ahora estaban realmente enojados, y comenzaron a conspirar para usar la fuerza.
Para estas alturas, algunas de las autoridades judías comenzaron a debilitarse. Aquellos que en efecto no estaban ayudando, pronto se unieron a los esfuerzos de Sanbalat y su séquito.
Pero. todo esto encendió el entusiasmo y la determinación de Nehemías. Sabía que su Dios estaba con él en este trabajo y que nada lo iba a detener.
Proveyó de armas de guerra a la mitad del equipo de trabajo, mientras la otra mitad trabajaba con sus espadas a su lado. instruyó a un trompetista para que se parara justo a su lado y colocó a los sacerdotes a lo largo del muro para sonar una alarma en caso de que el enemigo intentara un ataque.
Los enemigos de Israel sabían que tenían que hacer algo para detener a Nehemías. Sanbalat sugirió que se encontraran para una reunión, tramando en secreto matarlo. Pero, Nehemías no iba a caer en tal trampa y le envió un mensaje de regreso que decía: “Estoy haciendo un trabajo importante, así que no puedo ir”. Más tarde, Sanbalat invitó al astuto Semaías a urgir a Nehemías a encontrar seguridad en el Templo. “Te van a
matar, mejor, escóndete”, le dijo. Pero Nehemías también se dio cuenta de lo que estaban maquinando. “¿Por qué debería huir un hombre como yo ‘? No entrará”, fue su valiente respuesta.
A pesar de todas las conspiraciones, el trabajo en el muro fue finalmente terminado. Y los enemigos supieron que Dios estaba con su pueblo.
y Dios siempre esta con su pueblo, con los que luchan por las cosas buenas.
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