COMO JEREMÍAS
"Por la Misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus Misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es tu Fidelidad" (Lm.3:22-23). ¿Has sufrido un gran dolor? ¿Has llorado noches enteras por alguna pérdida? ¿Estás en aflicción? Entonces, puedes identificarte con el profeta Jeremías. Pero, haz lo que él hizo: En medio de su dolor, dale gracias al Dios de la Vida, porque has sobrevivido! Demuestra confianza total en sus planes y ten una fe firme aunque todo se desmorone a tu alrededor. Tu seguridad solo está en tu Dios. En Él hay paz y una protección que va más allá de las armas terrenales. Hoy, dile así: 'Gracias Señor por la nueva página de Misericordia que me das, alabado sea tu Nombre!martes, 17 de diciembre de 2013
¿Cómo Obtener una vida sin Afanes?
Todos queremos sentirnos llenos de vida y energéticos, listos para enfrentar cada nuevo día y gozar de salud óptima. Para lograr esto, cada uno de nosotros debe asumir responsabilidad de una manera inteligente para nuestro propio bienestar. No obstante, no hemos recibido los años de entrenamiento y la experiencia requerida para ser un médico. ¿Qué podemos hacer para tomar el control de nuestra salud?
¿Hay un plan sencillo que los interesados en salud y bienestar radiante puedan seguir? ¡Si, lo hay! Hay un programa de acondicionamiento basado en 8 conceptos básicos probados a disminuir el riesgo de contraer enfermedades y fortalecer su cuerpo. Estos principios proveen el fundamento para enfrentar con éxito cualquier condición de salud.
Vamos a usar el acrónimo PRO-SALUD, para hacerlo más fácil de recordar. PRO-SALUD significa:
Postura y vestimenta adecuada
Régimen alimentario saludable
Óptimo descanso
Suficiente agua e higiene
Aire fresco y ejercicio
Luz solar vigorizante
Usar lo bueno y evitar lo malo
Dependencia de Dios
Individualmente aplicado, cada principio de salud es muy efectivo, pero combinados, los beneficios se multiplican más allá de lo que cada uno individualmente puede lograr.
¿Qué necesitamos para tener una vida radiante? conozca los principios para obtenerla
¿Compañeros o contrincantes?
Toda la ley se resume en un solo mandamiento: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”.
Pero si siguen mordiéndose y devorándose, tengan cuidado, no sea que acaben por destruirse unos a otros. Gálatas 5:14-15
Cuando un hombre y una mujer se unen en matrimonio, lo hacen pensando que han encontrado a la persona idónea con la que compartir el resto de sus vidas. Después de casados, sin embargo, se descubren puntos de divergencia, y aquella compatibilidad que creían haber encontrado puede irse desvaneciendo gradualmente con el paso del tiempo. Quizá nos demos cuenta de que necesitamos conciliar y acoplar nuestras ideas respecto a asuntos a los que no habíamos prestado suficiente atención en el momento más indicado, que es durante el noviazgo. En ese proceso podríamos convertimos en compañeros, o en contrincantes.
Los esposos que actúan como compañeros tomarán la decisión de apoyarse mutuamente, basados en ese mismo amor que los llevó a unirse en matrimonio.
Ellos buscarán siempre un punto de acuerdo, protegerán su relación sin recriminarse ni acusarse, sin importar las dificultades que se presenten. Serán sensibles a las necesidades individuales del otro y procurarán ser tolerantes. Se mostrarán flexibles y utilizarán el diálogo sincero para llegar a acuerdos, buscando siempre que su relación se fortalezca.
Por otro lado, cuando asumimos la posición de contrincantes, aflorará una serie de aspectos negativos de la personalidad de ambos. Quizá se llegue a pensar que el matrimonio fue un error. Se culpará al otro, confinándolo al silencio, o por el contrario se lo someterá a un ataque de gritos y amenazas. Las expresiones de cariño, la ternura y la pasión por el otro, desaparecerán. La lucha puede llegar a ser cruel y nociva, al punto de que se termine por despreciar a la persona que una vez fue amada.
Amiga, Dios desea que tu esposo sea tu compañero para toda la vida. No olvides que él está a tu lado porque lo elegiste voluntariamente. Te uniste a él para permanecer juntos hasta que la muerte los separe. No veas a tu compañero como un contrincante.
Si en tu matrimonio hay diferencias utiliza como armas la dulzura y la ternura que son propias de la mujer. El corazón más duro y la voluntad más terca, pueden ser ablandados mediante el poder del amor. Cristo puede devolverles la compatibilidad, y hacer que el compromiso matrimonial sea renovado y fortalecido. Lucha junto a tu esposo por conservar la salud de tu matrimonio. Esta es la única lucha que tiene sentido.
LECTURAS DEVOCIONALES PARA LA MUJER
ALIENTO PARA CADA DÍA
Por: Erna Alvarado
Siete Reglas de Oro de la Buena Nutrición
1. Disminuya el consumo de grasas y colesterol
(Esto incluye tanto las grasas animales como las vegetales). La forma más fácil de hacerlo es cortando las grasas visibles de las carnes, los alimentos fritos, mantequillas, salsas para ensaladas y productos de leche. Todo esto se puede sustituir con otras cosas. Use leche descremada que contenga poca crema, y quesos como requesón descremado, ricota, mozzarella, u otros quesos frescos con poca crema (en vez de queso de crema).
2. Disminuya el consumo de carne.
Si todavía Ud. no se siente listo para adoptar un régimen vegetariano, comience a mejorar su alimentación actual sustituyendo la carne de vacuno y otros animales con carne de pollo y de pescado. Planee días sin carne, en los cuales su plato principal Consiste de legumbres (así como en los platos latinos que incluyen frijoles) o comidas con queso descremado {estilo italiano). El estadounidense típico consume casi el doble de proteína de lo que necesita, y una alimentación vegetariana bien equilibrada le proveerá proteína en cantidades más que suficientes.
3. Reduzca el consumo de azúcar.
En 1883 los estadounidenses consumían — en promedio — poco menos de un kilo de azúcar por año. Compare esa cantidad con las cifras de la actualidad — un kilo cien gramos por semana. (¡Eso equivale a casi sesenta kilos de azúcar al año!)
Además del azúcar evidente en los postres, estamos consumiendo cantidades gigantescas de azúcar escondida en estos productos comunes: Ketchup, gaseosas, bebidas alcohólicas, galletas, gelatina, pan, sopas enlatadas, frutas y verduras enlatadas, y prácticamente todos los cereales para desayuno.
La mejor forma de evitar estas fuentes de azúcar es disminuir el número de alimentos preparados en su despensa — y leer cuidadosamente los letreros de los productos que decida usar. Fíjese en estas fuentes de azúcar cuando lea los letreros: turbinazo, azúcar morena, azúcar cruda, melaza, fructosa, sacarosa, sirope o jarabe de maíz o de caña, dextrosa y miel. Todos son azúcares, y el organismo los procesa en forma similar.
4. Reduzca el consumo de sal.
No es fácil tirar el salero a la basura. Pero se puede disminuir gradualmente. Comience probando el alimento de su plato antes de echarle sal automáticamente. Practique el arte de omitir la sal de ciertos alimentos como las ensaladas, el melón, la toronja. Use hierbas para hacer resaltar el sabor natural de los alimentos. Cuando cocine y hornee, disminuya la cantidad de sal que indican las recetas. Evite los alimentos cargados de sal, tales como papas fritas, productos fritos de maíz (chips), y las galletas de soda. (Estos alimentos también contienen grasa.)
5. Aumente el consumo de frutas, verduras y granos integrales.
Para disfrutar de mejor salud, es imperativo recibir cantidades adecuadas de vitaminas y minerales. Al comer una variedad de estos alimentos naturales —o "integrales"— Ud. no solamente recibirá suficiente nutrición, sino que también obtendrá un volumen adecuado de fibra y afrecho lo cual es necesario para evitar que su eliminación sea lenta. Al preparar los alimentos a partir de su estado crudo original, Ud. puede controlar las cantidades de sal, grasa y aditivos que escoja usar. Puede tomarle más tiempo preparar una comida de alimentos naturales, pero será bien satisfactoria y saludable y más barata.
6. Observe y modifique el ambiente donde come.
Lleve un registro semanal de alimentos, observando dónde y cuándo come. Muchas personas se sorprenden al descubrir que gran número de las calorías que consumen, las comen en lugares que no son la mesa. Disciplínese a comer sólo tres veces al día, en esas ocasiones siéntese a comer una comida completa y en calma. Los investigadores en el campo de la longevidad han descubierto un elemento principal y común en las vidas de los que viven largo tiempo: ¡Comen poco!
7. Separe sus comidas de modo que su cuerpo tenga tiempo para digerirlas debidamente.
Su sistema digestivo necesita cinco horas para procesar una comida; no crea que se lo puede apurar. Dé a su estómago el volumen mayor de trabajo temprano en el día. ¿Qué piensa Ud. que le pasa al alimento que se come antes de acostarse? ¿Está Ud. recibiendo energía cuando más la necesita? ¿Está descansando su cuerpo cuando más lo necesita?
Cuando nos servimos una comida abundante, el cuerpo requiere más sangre para ayudar a digerirla. Eso significa que hay menos sangre disponible para las funciones del cerebro. Por eso es que nos sentimos cansados después de una comida abundante. En esos momentos nuestra manera de pensar no es muy aguda.
Recuerde también que las golosinas y las bebidas entre comidas retardan la digestión y mantienen el sistema en constante movimiento. Aun una almendra, un maní (cacahuete) o un vaso de jugo interrumpen el ciclo digestivo. La comida puede entonces quedar en el sistema hasta tres veces más tiempo de lo normal. Hay sólo una cosa que nuestro cuerpo necesita entre comidas, y es el agua.
La implementación de estos principios de nutrición le ayudará a obtener la paz y la vitalidad que hasta ahora tal vez faltan en su vida.
Cómo Aprender a Discutir Sanamente
1. Escoge el momento oportuno, el lugar adecuado y las palabras exactas. Ecl. 3:1-8; Prov.15:28. Hay momentos malos para discutir: cuando estamos cansados, preocupados, ocupados en cosas importantes o enojados.
2. No uses palabras hirientes y ofensivas. Mateo 5:22; 12:36,37; Prov. 15:1. Las palabras hirientes nunca, nunca se olvidan. Ni siquiera se pierden en el espacio sino que se oyen en el cielo. Van a quedar clavadas en el alma y se repiten una y otra vez.
3. Busca el tema de la discusión y no te salgas del tema. Lo difícil de esta regla es que cuando discutimos queremos sacar todas las diferencias para hacer sentir al otro más culpable.
4. No pases a otro tema sin terminar el anterior. Prov. 12:18. “Terminar” no significa estar de acuerdo…todavía. Esperamos que sí lleguen a un acuerdo mutuo, pero no es posible en una sesión siempre.
5. No te arranques de la discusión con el llanto o el portazo, eso no soluciona nada. Prov. 12:15. A veces es mejor pedir un “tiempo fuera” para dejar de discutir cuando vemos que nos estamos enojando demasiado. Toma este tiempo para pensar el asunto de los dos lados.
6. No te alteres ni te sientas ofendido por cualquier cosa. Prov. 17:14; 18:19; Stgo. 1:19,20. El enojarte por una ofensa es tan grave pecado como la ofensa original. Un pecado no merece otro. El enojo nunca produce justicia ni amor.
7. No saques trapitos al sol. Prov. 10:12; 17:9. ¿Por qué queremos hacer esto? Porque lo hemos pensando por tiempos, haciendo discusiones imaginarias para mostrar cuán mal está el otro. Controla tu mente siempre.
8. No vivas mencionando las mismas cosas del pasado. Lo que tiene más de 48 horas
ya pertenece al pasado. Heb. 10:16-18; Lucas 6:36; Mateo 6:12,14; Ef. 4:26,27,32. Lo que perdonamos nunca debe ser mencionado otra vez. Así perdona Dios.
9. Procura ver lo bueno de tu pareja y lo malo que hay en ti. Mateo 5:23-26; 7:1-5. Una buena manera de empezar una discusión sana es pidiendo perdón por tus faltas antes de mencionar las de tu cónyuge.
10. Usa siempre palabras delicadas para decir la verdad. Ef. 4:29; Prov. 15:1,4,23. El amor no daña al amado sino busca su bien.
11. No exageres ni disminuyas por temor a herir. Col. 3:9; Ef. 4:15,25. La mentira no es buena defensa. Se cae sola.
12. Acepta la verdad de la otra persona. Prov. 18:13,17. Necesitamos “oír” la verdad en la otra persona. Nadie es 100% correcto en un pleito; todos tenemos algo de verdad en una discusión. “El que tiene oídos, oiga…”
13. Discute para unir criterios y personas, no para crear enemistad. Ef. 4:2,3. El matrimonio, sobre toda otra institución, debe trabajar para mantener la unidad en Cristo y en nuestra propia carne.
14. No dejes de conversar cosas que son importantes. Si no lo son, no lo converses. ¿Importante para quién? Si lo es sólo para mí, no vale la pena una discusión. Pero si es para el otro también, es esencial para nuestra relación amorosa discutirlo en amor, siguiendo la guía de I Corintios 13:1-7.
Así podemos experimentar discusiones muy buenas y edificantes en el matrimonio, y luego aprender a hacerlo con los hijos cuando lleguen a la edad de las discusiones. Yo creo que todos podemos aprender a seguir estas reglas, pero como matrimonio deberían leerlas juntos y decidir cuáles cinco van a practicar por un mes (más o menos). Luego pueden practicar otras cinco.
Hay una cosa más. Debemos entender la diferencia de una reacción y una acción. Las reacciones son inevitables porque son parte de nuestra naturaleza. Pero las acciones no son necesarias, por lo menos las malas.
Cada acción es una decisión. A veces es una que sucede en un abrir y cerrar de ojos (y casi siempre mala). Pero si pedimos a Dios que nos dé 10 ó 15 segundos para pensar, orar y obedecer a Dios, entonces la decisión va a ser buena. Esta es la aplicación de la cruz a nuestra vida – “crucificados con Criso”, o “llevando tu cruz”. No hay otra respuesta que sea divina, poderosa y victoriosa. Mi nueva naturaleza necesita la libertad de la vieja para actuar espiritualmente. Aprendí este secreto del consejero cristiano Michael Wells que siempre pide a Dios cada mañana, “Señor, dame 10 segundos para pensar antes de meter la pata.” No pasa un día que yo no pida ese tiempito para ordenar mis pasos según Su camino.
domingo, 15 de diciembre de 2013
Feliz Noche a Todos
Gracias Por entrar en mi Blog... todos estos meses he publicado en lo que he podido; maravillosas palabras de Esperanzas para la Gloria de Dios.
Por ser parte de los seguidores de este Blog
Por que en este 2013 han formado parte de mi Familia
Me despido en esta noche deseándoles a todos una Feliz Noche un Bendecido Despertar
Te Alabare Oh Dios con todo mi Corazón
Gracias, Oh Dios, por la ayuda que brindas a cada mujer, día a día, para superar todas las situaciones por las que atraviesa a lo largo de su vida: las ya vividas, las que están discurriendo en la actualidad, y las que restan por vivir hasta que tu determines.
Mil bendiciones para Ti Mujer Luchadora!!!
El Señor Jesús me dará la Victoria.
Yo se que pronto el Señor Jesús vendrá a Buscarnos,
y que al fin triunfara el amor, no importa pruebas ni dolor, El venció la muerte por Amor a Nosotros para Salvarnos, Y Yo se que el vive ahora en mi.. y lo puede hacer ahora mismo en Ti; si tu lo asi lo quieres..... por eso tengo la certeza que aunque vengan pruebas y tentaciones, El siempre estará allí para rescatarnos y darnos la Victoria en Cristo Jesús.
Dios te Bendiga
Rindo mi Corazón a Ti Señor.!
"Querido Jesús: Deseo amar y ser amado de forma incondicional. Por favor perdóname de mis pecados y muéstrame tu amor. Rindo mi corazón a ti y te pido que tomes el control de mi vida ahora. Gracias Señor."
El poder de una mentira
Ustedes sembraron maldad, cosecharon crímenes y comieron el fruto de la mentira, porque confiaron en sus carros y en la multitud de sus guerreros (Oseas 10:13).
El compendio A Treasury of Jewish Folklore [Antología del folklore judío] cuenta la historia de Reb Feivel, que vivía en la ciudad de Ternopil, Ucrania. Cierto día, mientras estaba sentado en su casa profundamente absorto en la lectura del Talmud, oyó un gran bullicio afuera. Se asomó a la ventana y vio un grupo de chiquillos traviesos. “De seguro están a punto de hacer una travesura”, pensó Feivel.
-Niños, corran a la sinagoga -les dijo, asomado a la ventana y, con tal de recuperar su tranquilidad, agregó lo primero que se le ocurrió-: Vayan a ver que allí hay un monstruo marino, ¡y vaya monstruo! Es un ser de cinco pies, tres ojos y una barba como la del chivo, pero verde.
Por supuesto, los niños salieron corriendo y Reb Feivel regresó a sus estudios. Sonrió para sus adentros al pensar en la artimaña con la que había alejado a aquellos bribones.
Pero al poco rato sus estudios fueron nuevamente interrumpidos, esta vez por el ruido de pasos. Cuando miró por la ventana vio a varios judíos que pasaban corriendo.
-¿A dónde van tan de prisa? -les preguntó.
-A la sinagoga -contestaron los judíos- ¿No se enteró? Allí hay un monstruo marino, un ser con cinco piernas, tres ojos y una barba como la de un chivo, pero verde.
Feivel se rió con ganas pensando en la broma que había gastado, y volvió a enfrascarse en su estudio del Talmud. Pero apenas comenzaba a concentrarse cuando oyó el bullicio de un gran tumulto en la calle. ¿Y qué vio al asomarse por la ventana? Una multitud corría hacia la sinagoga.
-¿Qué sucede? -les gritó.
-Vaya pregunta, ¿no se enteró? -le respondieron-. Delante de la sinagoga hay un monstruo marino. Es un ser con cinco pies, tres ojos, y una barba como de chivo, pero verde.
Cuando la multitud ya se alejaba, Reb Feivel se percató de que entre ellos se encontraba el rabino.
-¡Santo Dios! -exclamó- Si el rabino en persona se ha unido a toda esa gente, algo sucede de verdad. Donde hay humo, hay fuego.
Sin pesarlo dos veces, Reb Feivel tomó su sombrero y corrió tras la multitud.
-¿Quién sabe? -murmuró para sus adentros mientras corría sin aliento, rumbo a la sinagoga.
Nunca mientas, pues puedes terminar por engañarte a ti mismo. La mentira es muy poderosa. ¡Ten cuidado! Sus consecuencias son desastrosas.
MEDITACIONES MATINALES JÓVENES 2013
¿SABÍAS QUE…?
Por: Félix H. Cortez
Cuando hablar resulta inútil
Todo tiene su momento oportuno; hay un tiempo para todo lo que se hace bajo el cielo: [...] un tiempo para callar, y un tiempo para hablar. Eclesiastés 3:1, 7
El habla es uno de los medios de comunicación más directos que existen. Por medio de las palabras habladas podemos expresar sentimientos, estados de ánimo, creencias e ideas. Se dice, y con razón, que “hablando se entiende la gente”.
Sin embargo, algunas veces hablar en exceso puede jugarnos malas pasadas, y no hablar lo suficiente puede constituir una injusticia. En la Biblia leemos un consejo del sabio que conviene tener siempre en cuenta: “El que mucho habla, mucho yerra; el que es sabio refrena su lengua” (Prov. 10:19).
Las palabras que proferimos se relacionan, la mayor parte de las veces, con lo que tenemos en mente. Decimos lo que pensamos, por eso resulta tan necesario examinar y revisar bien lo que vamos a decir antes de abrir la boca. Si esa revisión previa nos aconseja callar, será mejor “mordernos la lengua” que ir en contra de nuestra propia prudencia.
Por otro lado, mediante las palabras mucha gente disfraza y oculta lo que realmente piensa. Quizá adulan y lisonjean cuando en realidad abrigan sentimientos de animadversión u odio. La lisonja también la pueden usar egoístamente mientras ensalzan las supuestas virtudes que alguien posee, con el fin de sacar algún provecho personal. Pero la peor manera de usar las palabras es extender un rumor, un chisme o una verdad a medias respecto a una persona o suceso. Quienes así actúan, no se dan cuenta de que, mientras afectan la reputación de otra persona, también están destruyendo la suya propia. En la Biblia se describe la calidad humana de dichas personas: “Afilan su lengua cual lengua de serpiente; ¡veneno de víbora hay en sus labios!” (Sal. 140:3). ¿Puede acaso haber una categoría de personas peor que esa?
Mi querida hermana y amiga, recordemos que el don de hablar bien es algo que se puede cultivar con la ayuda de Dios. Es un fruto espiritual que debería adornar el carácter de toda mujer cristiana.
Pidamos al Señor que cada vez que nuestros labios se abran, puedan expresar palabras edificantes y de bendición. El escritor estadounidense Ernest Hemingway dijo en cierta ocasión: “Se necesitan dos años para aprender a hablar y sesenta para aprender a callar”. No podía haber estado más atinado.
LECTURAS DEVOCIONALES PARA LA MUJER
ALIENTO PARA CADA DÍA
Por: Erna Alvarado
viernes, 13 de diciembre de 2013
Aprendamos a Amar La Realidad
Si el justo con dificultad se salva, ¿en donde aparecerá el impío y el pecador? (1 Pedro 4: 18)
Tomemos la firme decisión de no permitir que nuestra relación con el Padre luzca tan pobre y débil que lleguemos a apartar del camino a los que todavía no conocen a Dios.
Tomemos la firme decisión de no permitir que nuestra relación con el Padre luzca tan pobre y débil que lleguemos a apartar del camino a los que todavía no conocen a Dios.
Dios te Bendiga