El Señor quiere que pidamos para que podamos recibir. Hay mensajeros celestiales que esperan una petición sincera para acercarse al alma hambrienta y sedienta. Busquen a Dios, entonces, con toda el alma. Esperen en el Señor.
Si piden creyendo, recibirán.
Crean que van a recibir las cosas que piden y las tendrán. Acudan con corazón humilde, pero invoquen la promesa. Entonces crean que van a recibir.
El nombre supremo de nuestro Salvador es nuestra seguridad y la razón de nuestra osadía. Dios se nos presenta como quien escucha las oraciones.
Mantengan buenas relaciones con Dios, para que puedan tener el testimonio del Espíritu de que se cuentan entre los elegidos y fieles, en quienes él confía.
-Cada día con Dios.
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