“Yo soy quien te manda que tengas valor y firmeza. No tengas miedo ni te desanimes porque yo, tu Señor y Dios, estaré contigo dondequiera que vayas”. Josué 1:9, DHH.
Agradezco a Dios por haberme permitido nacer en un hogar cristiano y campesino. El campo demanda trabajar esforzadamente para obtener recursos para sobrevivir.
Desde pequeña, mis padres me daban tareas adecuadas a mi edad. A medida que crecía, cumplía con trabajos más exigentes.
Mis padres cultivaban cereales y forrajes para animales, criaban pollos, gallinas ponedoras y vacas lecheras. Nunca olvido las mañanas frías cuando salía con la helada sobre el campo a traer las vacas para ordeñarlas. Luego del desayuno, disfrutaba de la escuela, y por la tarde disponía de varias horas para juntar los huevos del gallinero, que embalaba en cajones para la venta.
Crecí al lado de mis padres, ayudándolos en todo y bien ocupada. Con el trabajo, me inculcaron el amor a Dios y el servicio a los demás. A los 18 años me enamoré de quien hoy es mi esposo. Luego de casarnos comenzamos nuestro trabajo misionero en la selva Amazónica. Así, llegamos a un barco, que sería nuestra casa y lugar de trabajo. Atendíamos física y espiritualmente a la gente que vivía a lo largo del río Amazonas.
Cierto día, alguien se acercó a nuestra embarcación para rogarnos que los visitáramos, pues hacía nueve años que no los visitaba un pastor. El río estaba muy bajo y no permitía que entráramos a un afluente con nuestra embarcación, así que mi esposo navegó solo durante casi tres días, hasta llegar y compartir la alegría de esos hermanos que tenían cuarenta personas preparadas para el bautismo.
Yo quedé al cuidado de la embarcación junto a mi hijita de dos años.
¡Cuánto agradecía a Dios por mi formación! En esa oportunidad tuve que demostrar mucha valentía: quedarme una semana sola con mi pequeña en medio de la nada, haciendo de capitana, marinera, cocinera, enfermera y muchas tareas más, pero estaba entrenada y segura de que servía al Señor y a mis hermanos.
Querida amiga, nunca dudes de que hay un Dios que te prepara, aunque sea mediante el duro trabajo, para enfrentar la vida que pondrá delante de ti, y te dice: “Esfuérzate y sé valiente”.
Graciela Hellvig de Hein, Brasil
DEVOCIÓN MATUTINA PARA LA MUJER 2014
DE MUJER A MUJER
miércoles, 30 de abril de 2014
lunes, 28 de abril de 2014
Texto Bíblico para Hoy
JUAN 16: 20-24
20 De cierto, de cierto os digo, que vosotros lloraréis y lamentaréis, y el mundo se alegrará; pero aunque vosotros estéis tristes, vuestra tristeza se convertirá en gozo.
21 La mujer cuando da a luz, tiene dolor, porque ha llegado su hora; pero después que ha dado a luz un niño, ya no se acuerda de la angustia, por el gozo de que haya nacido un hombre en el mundo.
22 También vosotros ahora tenéis tristeza; pero os volveré a ver, y se gozará vuestro corazón, y nadie os quitará vuestro gozo.
23 En aquel día no me preguntaréis nada. De cierto, de cierto os digo, que todo cuanto pidiereis al Padre en mi nombre, os lo dará.
24 Hasta ahora nada habéis pedido en mi nombre; pedid, y recibiréis, para que vuestro gozo sea cumplido.
♥ Agradecida Dios estoy hoy de Ti ♥
Padre Celestial
Gracias te doy porque me has permitido
disfrutar de este maravilloso día,
de este maravilloso comienzo de Semana
el cual me has provisto para continuar
adelante; confiada en que tu estarás al
frente de cada batalla para darme la victoria
en el Nombre Poderoso de Jesús.
a todos los que por casualidad entrar a este sitio;
dale bendiciones y la seguridad de que sus
problemas y dificultades en tus manos
estarán mas que resueltas...
Tu eres un Dios de Poder
Gracias por mi familia, mi Hogar, mi esposo,
y por todo lo que me rodea en mi entorno.
Bendiciones que te pido en el Nombre Poderoso
de Jesús.... Amen
Bendecido Inicio de Semana para Todos
Hola como están!!!
Hoy les traigo estas hermosas imágenes para comenzar esta
nueva semana que Dios nos ha provisto... Bendecidas en el Nombre
Poderoso del Señor.
Dios les Bendiga Grandemente
Inmediata respuesta de Dios
“Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo”. Salmo 23:4.
Mientras estudiaba la Maestría en Terapia Familiar, recibí una invitación de la directora del Ministerio de la Mujer de la Unión para dar unos seminarios en Bagua, Amazonas. Feliz, inicié mi viaje hasta Chiclayo, para luego abordar otro ómnibus hasta Bagua. El viaje se presentaba tranquilo y el clima, algo fresco, hizo que me quedara dormida después de haber orado.
Aproximadamente a las 2:10, cuando faltaba una hora y media para llegar a Bagua, en un tramo de la carretera donde no había asfalto, escuché varios impactos de bala y voces desesperadas que provenían de los pasajeros del ómnibus en el que viajaba. Algunos le pedían al conductor que no se detuviera, otros le pedían que acelerara, otros le rogaban que parara, pero todos gritaban asustados. Mi reacción inmediata fue orar: “¡Dios, ayúdanos por favor!” Viajaba en compañía de mis dos hermanas y ellas hicieron lo mismo. Vivimos momentos de angustia y escuchar el zumbido de las balas nos produjo terror. Llegué a pensar que moriríamos allí.
El chofer no paró, aceleró y nos alejamos de la balacera. Los minutos vividos parecieron horas hasta llegar al puesto de policía, que estaba a veinte minutos de allí.
Al abrir las cortinas de la ventanilla que correspondía a mi asiento, vi con sorpresa que una de las balas había dejado un agujero, los vidrios estaban hechos trizas y la persona que iba a mi lado tenía astillas de vidrio hasta en los oídos. Al bajar, observé otros dos impactos de bala en la ventanilla delantera, junto al asiento del chofer, que estaba vivo e ileso, pero muy nervioso. Al ver que Dios nos había librado de una muerte segura, elevé una oración de agradecimiento.
La policía, al hacer la inspección y comprobar que no había ningún herido, dijo que no se explicaba adonde habían ido esas balas que perforaron los vidrios de las ventanillas. Para nosotras estaba claro, Dios había hecho realidad su promesa: “No temerás [...] mortandad que en medio del día destruya. Caerán a tu lado mil, y diez mil a tu diestra; mas a ti no llegará” (Sal. 91:6, 7). Nuestro Dios es infinitamente fiel y cumplirá todas sus promesas.
Magua de Cruz, Perú
DEVOCIÓN MATUTINA PARA LA MUJER 2014
DE MUJER A MUJER
viernes, 25 de abril de 2014
Feliz Sabado
Mas el séptimo día será reposo para Jehová tu Dios: no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas.
Éxodo 20:10
Feliz Sábado.
Hijos espías (parte 1)
“El eterno Dios es tu refugio, y acá abajo los brazos eternos Deuteronomio 33:27.
Era casi medianoche.
Como todos los días, sentí pasos sigilosos que se acercaron a la puerta, que se abrió y fue cuidadosamente cerrada. Como siempre, fingí estar dormida.
Mamá se aseguraba de que dormíamos para salir de casa. Yo nunca sabía adonde iba ni a qué hora regresaba.
Por un buen tiempo, mi espíritu investigador consiguió esperar unas horas, pero el sueño, el cansancio o el mismo frío terminaban por vencerme.
Ese día estaba decidida a espiar las extrañas salidas nocturnas de mamá.
Después de unos minutos, la lluvia comenzó a caer copiosamente sobre las viejas chapas de zinc, que emitían un ruido feroz. Fue entonces cuando desperté a uno de mis hermanos y le confesé el secreto que guardaba desde hacía tiempo. “Mamá sale de noche -le dije-, salgamos a buscarla y ver qué hace y adonde va”.
Nos pusimos ropa de lluvia y salimos. Miramos alrededor del patio y no vimos nada. Fuimos a la calle, miramos en ambos sentidos, tratando de identificar su particular silueta, cuyo caminar podíamos advertir sin problemas pues la desigualdad de sus piernas le exigía un vaivén a cada paso. No vimos nada y un poco chasqueados, regresamos.
De pronto, observamos una tenue luz en medio del potrero que lindaba con nuestra casa. Nos acercamos con gran temor, sin hacer caso de la lluvia.
Había un bulto amarillo junto a la luz de una lámpara que terminó por apagarse. Bajo el bulto se advertían grandes y toscas botas para el agua.
¡Eran las botas de mamá! Corrimos hacia ella y la abrazamos llorando. Un piloto amarillo cubría su delgado y frágil cuerpo. Le preguntamos el motivo de sus “escapadas”, y porqué se estaba mojando. Nos abrazó fuertemente y nos explicó que “su día a día era muy difícil de enfrentar”. Nos dijo que ese lugar era el refugio donde encontraba fuerzas, y el santuario donde podía hablar con “su Padre celestial”. Fue entonces cuando descubrimos que sus salidas eran para orar e interceder por nosotros. Pedía fortaleza y sabiduría para guiarnos.
Nunca más espiamos a mamá, pero sí descubrimos que cada jueves ayunaba por nosotros, ejemplo que sigo hasta hoy en mi propia vida.
Sissi Alvarado de De la Fuente, Chile
DEVOCIÓN MATUTINA PARA LA MUJER 2014
DE MUJER A MUJER
miércoles, 23 de abril de 2014
Hasta su regreso
“Y creyó a Jehová, y le fue contado por justicia”. Génesis 15:6.
Las hijas de Rosa me fueron a buscar al merendero, donde llevaban a sus hijitos. Su mamá estaba muy enferma y querían que orara por ella.
Coordiné el día y fui. Cuando entré encontré en un camastro a una mujer cubierta con ropas que hacía tiempo habían dejado de ser de su talla. Me contó que era miembro de otra denominación pero que su enfermedad le había impedido congregarse desde hacía ya mucho tiempo, y agregó: “Mis hijas me dijeron que ustedes enseñan nuevas doctrinas y si hay algo nuevo para saber de la Palabra de Dios yo quiero aprenderlo. Casi no puedo ver y no sé leer, pero si usted me lee la Palabra yo sabré si es del Señor”.
Rosa padecía un cáncer terminal. Le habían practicado una amputación abdominoperianal, es decir, gran parte del intestino más el ano le habían sido amputados.
Nos encontramos por varias semanas hasta que ella quiso saber cuán grave era su enfermedad ya que la morfina inyectable y por vía oral era su compañera cotidiana. Cuando entendió que ya se había hecho todo lo humanamente posible, aceptó mi propuesta de ser ungida. El pastor Ramos me acompañó y cuando le preguntó qué diría ella si el Señor hacía un milagro de sanidad y cómo reaccionaría si el Señor la llamara al descanso, ella respondió: “Hágase la voluntad del Señor. Fui fiel en todo lo que aprendí de su Palabra. Enseñé a mis nueve hijos en la Palabra. Ahora ellos son responsables ante el Señor de mantenerse firmes”.
Tres semanas después sus hijas me llamaron porque agonizaba y el médico no llegaba. Cuando me presenté estaba con mucha excitación pero agonizando. Cuando percibió mi mano y oyó mi voz se tranquilizó. Oré con ella y fui poniendo su mano en las manos de cada uno de sus hijos para que se despidiera. Luego buscó la mía la llevó a su pecho y fue quedando dormida mientras yo le repetía un salmo.
Luego del sepelio, el Pastor Ramos y yo nos quedamos fuera del cementerio para orar y llorar el descanso de una guerrera de la fe sin instrucción, marginada y enferma. Murió con 44 años, que parecían 90. Confío que aquel soldado de la fe estará presente cuando el Señor vuelva por su pueblo porque su vida le será contada por justicia.
Rosario Perdomo de Larrosa, Uruguay
DEVOCIÓN MATUTINA PARA LA MUJER 2014
DE MUJER A MUJER
lunes, 21 de abril de 2014
Camporee de Liderazgo Morichal 2014
Buenos días a Todos mis amados amigos y hermanos en Cristo.
Disculpen mi ausencia pero me encontraba de viaje y por tal motivo no pude realizar mas entradas, pero déjenme decirles que me encontraba en un Campamento de Liderazgo Juvenil; alimentándome Espiritualmente para la Gloria de Dios, y he tenido la dicha de presenciar la Gloria de Dios en ese lugar, con la presencia de 5441 acampantes de todas partes de Venezuela, casi 200 Bautismos para la Gloria de Dios, y hermosas Alabanzas que elevaban mi Espíritu a la Presencia de Dios...
También pude disfrutar de las hermosas predicaciones del Pastor Manni Cruz de la Florida. La cual Dios le proveo de Sabiduría para Exhortar a los Jóvenes, adultos y niños que se encontraban en ese lugar durante estos 6 días de semana santa en Morichal.
Hermosa Experiencia llena de Gozo y alegría a mi corazón.
No decaigamos mis queridos amigos, si el enemigo toca nuestro corazón... digamosle un NOOOOOO Rotundo, porque Cristo mora allí !!!
"Dios desea tener un pueblo preparado y que sus hijos crezcan espiritualmente
para la Gloria y Honra de Dios"
Grande es tu misericordia
“Bendito sea Dios, que no echó de sí mi oración, ni de m í su misericordia”. Salmo 66:20.
Parecía que mis esperanzas se evaporaban.
Cuando terminé mis estudios secundarios me di cuenta de que continuar estudios superiores era muy costoso y mi familia no tenía posibilidades de asumir esa inversión. Con el paso de los días, mi sueño de estudiar en una universidad adventista se hizo más grande que las limitaciones que se presentaban en mi camino. Mis padres trabajaban con denuedo, decididos a darnos lo mejor a mis hermanos y a mí. Habíamos asistido a buenos colegios adventistas, pero ir a la universidad era palabra mayor.
Una tarde, cargada de sueños e ilusiones, caí de rodillas. Cuando me puse en pie, sin dudar más, hice mis valijas, decidida a depender de Dios, aunque aún no estaba segura hacia donde iría exactamente.
Al final del día, cuando mis padres llegaron, se encontraron con una maleta llena y una hija que estaba decidida a emprender un largo viaje.
¡Qué sorpresa! Días después, me encontré con una amiga que estudiaba en la Universidad Peruana Unión (UPeU), y me habló de la educación adventista y de la bendición que significa para la vida de una joven. Esa fue la respuesta a mi oración.
Mis padres, con expectativa y cierto temor, me apoyaron, convencidos de que la UPeU era el mejor lugar para una hija de Dios. Pidiendo la dirección del Señor, me acompañaron a hacer los trámites necesarios para salir del país. Cuando reuní todos los requisitos para ingresar en la universidad, viajé al Perú donde se encuentra la Universidad. Mi corazón latía fuertemente porque mi sueño empezaba a hacerse realidad.
Me inscribí en la carrera de Psicología. Cada año Dios proveyó los medios para estudiar. A veces parecía que no podría continuar, pero una y otras puertas se abrían y llegaba la salida para las dificultades económicas.
Esta aventura de fe no quedó allí. Cuando finalicé mi carrera, Dios me tenía preparado un compañero, con quien formé una familia feliz que sirve a Dios y a la Iglesia. Hace unos meses recibí el mejor regalo del Cielo: mi hijo Matías, una razón más para agradecer y alabar al Creador, porque infinitas son sus misericordias cada mañana.
Sandra V. Revelo Aulestia de Quinteros, Perú
DEVOCIÓN MATUTINA PARA LA MUJER 2014
DE MUJER A MUJER
jueves, 10 de abril de 2014
Parábola de la fiesta de bodas
22 Respondiendo Jesús, les volvió a hablar en parábolas, diciendo:
2 El reino de los cielos es semejante a un rey que hizo fiesta de bodas a su hijo;
3 y envió a sus siervos a llamar a los convidados a las bodas; mas éstos no quisieron venir.
4 Volvió a enviar otros siervos, diciendo: Decid a los convidados: He aquí, he preparado mi comida; mis toros y animales engordados han sido muertos, y todo está dispuesto; venid a las bodas.
5 Mas ellos, sin hacer caso, se fueron, uno a su labranza, y otro a sus negocios;
6 y otros, tomando a los siervos, los afrentaron y los mataron.
7 Al oírlo el rey, se enojó; y enviando sus ejércitos, destruyó a aquellos homicidas, y quemó su ciudad.
8 Entonces dijo a sus siervos: Las bodas a la verdad están preparadas; mas los que fueron convidados no eran dignos.
9 Id, pues, a las salidas de los caminos, y llamad a las bodas a cuantos halléis.
10 Y saliendo los siervos por los caminos, juntaron a todos los que hallaron, juntamente malos y buenos; y las bodas fueron llenas de convidados.
11 Y entró el rey para ver a los convidados, y vio allí a un hombre que no estaba vestido de boda.
12 Y le dijo: Amigo, ¿cómo entraste aquí, sin estar vestido de boda? Mas él enmudeció.
13 Entonces el rey dijo a los que servían: Atadle de pies y manos, y echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes.
14 Porque muchos son llamados, y pocos escogidos.
Enciende mi lámpara
“Tú encenderás mi lámpara; Jehová mi Dios alumbrará mis tinieblas”. Salmo 18:28.
Era una oscura noche de otoño en aquella casa de campo. La reunión familiar y nuestro juego infantil habían culminado, mientras la única lámpara encendida era apagada.
¡Qué alegría era para mí visitar el campo de mis abuelos! Todo era perfecto hasta que llegaba la noche.
La absoluta oscuridad y el ladrido permanente de los perros no me permitían conciliar el sueño.
Acostada sola en aquel catre, junto a la ventana, entre lágrimas exclamé: “¡Mamá, tengo miedo, no puedo dormir aquí!” Entonces, oí su voz dulce y segura: “Tranquila, duerme y no tengas temor”.
La oscuridad y las tinieblas son sinónimos de inseguridad y miedo. La luz, en cambio, es sinónimo de seguridad y certeza. En la parábola de las diez vírgenes invitadas a la boda, el mensaje es muy claro: las lámparas debían permanecer encendidas.
Las lámparas cumplían una función muy importante en los tiempos bíblicos. Ardían toda la noche aun en los hogares más humildes. La mujer virtuosa nunca permitiría que la lámpara de su hogar se apagara (Prov. 31:18). David, haciendo referencia a aquellas lámparas, las compara con nuestra vida: “Tú encenderás mi lámpara; Jehová mi Dios alumbrará mis tinieblas” (Sal. 18:28). En otras palabras: Señor, tú enciendes mi vida, la llenas de luz para que pueda irradiarla a los que me rodean y caminar segura aun en medio de las tinieblas.
Cada mañana necesitamos recibir la luz de Dios, nuestro Creador y Sustentador. Nuestra vida es una lámpara que debemos mantener limpia, despabilada, llena de aceite y a la vista, ya que no sabemos hasta dónde puede llegar la luz que irradia. Una lámpara puede ser muy fina, costosa y original, pero si no alumbra, solo será un adorno que, con el tiempo, envejecerá y perderá su encanto.
Busquemos cada día llenar nuestra vida de la Luz Verdadera, la única que nos permitirá transitar seguras aun en incertidumbre y tinieblas. ¡Qué alentador será escuchar la voz del Señor diciendo: “Tranquila, camina y no tengas temor”!
Que al comenzar este día puedas exclamar: “¡Padre: enciende hoy mi lámpara, sé mi luz en las tinieblas! ¡Que mi vida pueda irradiar tu luz!”
Myriam Peiretti de Presser, Argentina
DEVOCIÓN MATUTINA PARA LA MUJER 2014
DE MUJER A MUJER
miércoles, 9 de abril de 2014
En sus brazos no hay temor
“El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor. En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor […]”. 1 Juan 4:8, 18.
Mi sobrina Catalina y yo estábamos pasando algunas horas preciosas. Con su añito y medio y sus ganas de descubrir la vida compartíamos juegos, música y algún quehacer doméstico.
De pronto, noté que su sonrisa había desaparecido y el miedo se había apoderado de todo su cuerpecito. Una ambulancia pasaba por la calle haciendo sonar la sirena. Ella corrió hacia mí tan rápido como pudo alzando sus bracitos, mientras una catarata de lágrimas inundaba su rostro.
Ya en mis brazos, se fue tranquilizando mientras la abrazaba y consolaba.
Poco a poco, entre lágrimas y balbuceos, en su rostro asomó nuevamente una sonrisa.
Quedé pensando en lo sucedido. En la vida, ¡cuántas cosas asoman repentina y amenazadoramente, llenando con miedo cada rincón de nuestra mente! Miedo real o imaginario, conocido o no. No importa. Es miedo al fin. Miedo a quedar sola, al peligro, a ser rechazada, a fracasar, a equivocarte, a lo nuevo, al futuro… Hay tantas clases de miedo como personas existen, o tal vez más.
Satanás disfruta desde el Edén manipulándonos mediante el miedo.
“Tuve miedo… y me escondí”, fue la reacción de Adán (Gén. 3:10). Así busca conseguir sus objetivos con esa herramienta tan exitosa que acorrala, paraliza, enferma, tuerce el rumbo. De esta manera procura obligarnos a tomar decisiones equivocadas y tenernos sujetos a su voluntad.
A diferencia de Catalina, ¡cuán pocas veces corremos directamente a los brazos del Único capaz de ponernos a salvo, sino que antes intentamos una infinidad de cosas hasta quedar exhaustos bajo el peso del miedo! Jesús dijo que vino para que tengamos vida en abundancia. Eso incluye librarnos de la esclavitud del miedo.
Querida amiga, si el miedo está intentando clavar sus garras en tu alma, no busques refugio en ningún otro sitio, no pierdas el tiempo ni tu preciosa vida. Ve directamente a quien te ama más que nadie en el universo y sabe perfectamente qué es lo que necesitas. El te dice: “No temas, yo te ayudo” (Isa. 41:13). Así, segura en sus brazos, podrás secarte las lágrimas, volver a sonreír.
Anny Walter de Gilí, Argentina
DEVOCIÓN MATUTINA PARA LA MUJER 2014
DE MUJER A MUJER
martes, 8 de abril de 2014
En momentos difíciles
‘Me invocará, y yo le responderé; con él estaré yo en la angustia; lo libraré y le glorificaré”.
Salmo 91:15.
Vivíamos en Libertador San Martín, Entre Ríos, República Argentina, mientras mi esposo cursaba el tercer año de Teología. Ese año quedé embarazada de mi primera hijita. Al comienzo del embarazo todo estaba bien, tanto, que en enero viajamos a visitar a nuestra familia. En marzo comencé a sentirme mal, hasta que el dolor de cabeza se tornó insoportable. Fuimos al Sanatorio Adventista del Plata, donde una médica encontró mi presión muy alta, y decidió internarme para estabilizarla. Unos días después me enviaron a casa, pero fui hospitalizada en otras tres oportunidades.
A fines de abril mi doctora decidió trasladarme a una institución de alta complejidad, para someterme a una cesárea, ya que en ese lugar contaban con el equipamiento para atender a mi bebé de tan solo 30 semanas. Así nació Micaela el 24 de abril de 2001.
Era una bebé muy pequeña y frágil, pesaba solo 650 g.
Los médicos nos dijeron que difícilmente un bebé tan pequeño crecería sin tener graves daños cerebrales. A pesar de que orábamos para que ella se recuperara, su salud empeoraba cada día; bajaba de peso y no se podía alimentar.
Sufría de infecciones, pero nosotros, sin desistir, seguíamos orando.
El 12 de mayo Micaela sufrió una infección generalizada. Nos dijeron que probablemente no pasaría la noche. Desesperados de dolor entendimos que teníamos que orar de una manera diferente y pedir al Señor que hiciera su voluntad, algo que no habíamos hecho hasta ese momento.
Aquella madrugada nuestra querida bebé falleció. El dolor nos traspasaba, y nos aferramos fuertemente al Señor para no flaquear. Yo tuve que luchar contra la depresión, pero Dios nunca me abandonó.
Hermana querida, si estás pasando por una situación de dolor similar o diferente, te animo a que jamás pienses que el Señor no te escucha. Él está a tu lado como lo estuvo conmigo y es su Santo Espíritu quien nos consuela, nos alienta y nos sostiene a pesar del dolor que tengamos que afrontar en esta vida. Sé que pronto vendrá a buscarnos, entonces me entregará a mi pequeña Micaela para nunca más separarme de ella.
Rosana Edith Bravo de Velásquez, Uruguay
DEVOCIÓN MATUTINA PARA LA MUJER 2014
DE MUJER A MUJER
lunes, 7 de abril de 2014
Gracias SEÑOR JESUS por el dolor
Algunas veces la vida es dura de vivir,
Llena de sinsabores y llanto Es entonces cuando recuerdo,
Que crecemos cuando pasamos: Por el valle del quebranto.
Si siempre estuviéramos arriba
Sin experimentar el dolor ¿Cómo conoceríamos nosotros
Al único y verdadero Dios de amor?
Tengo mucho que aprender
Y mi crecimiento es muy lento Me gusta poder saber
y entender... Pero sé que es en el valle de la prueba
donde estoy creciendo.
No siempre comprendo Porque las cosas pasan,
Pero estoy seguro y entiendo,
Que confiando en Ti, puedo estar contento.
Mi valle de sombras es fuerte Mas cuando los comparo
Con su cruenta muerte Lo mío es nada
Ante tanto amor demostrado
Cuando por mí fuiste crucificado.
Ahora su victoria sobre Satán
Es mi victoria también. Sobre este valle
y todos los que tenga que pasar Con Jesús los voy a cruzar
Y al final él mis lágrimas enjugará,
Y con él en sus brazos pasaré la eternidad.
Perdona Señor por no apreciar
Que es en el valle de sombras
Donde más cerca de Ti puedo estar
Confiando que todo lo que me pasa,
en tus manos solucionado está.
Vuelvo a sonreír Vuelvo a soñar
Contigo no debo temer Pues soy tuya y de nadie mas.
Fortaléceme para nunca más dudar
Y anunciarle al mundo entero
Que contigo todo lo podemos lograr
Por nada estéis afanosos,
sino sean conocidas vuestras peticiones
delante de Dios en toda oración y ruego,
con acción de gracias.
Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento,
guardará vuestros corazones
y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.
~Filipenses 4:6-7~
Un cielo sin diferencias
“Pero Zelofehad [...] no tuvo hijos sino hijas [...]. Estas vinieron delante del sacerdote Eleazar [...] y dijeron: Jehová mandó a Moisés que nos diese heredad entre nuestros hermanos. Y él les dio heredad entre los hermanos [...] conforme al dicho de Jehová”. Josué 17:3, 4.
Josué fue el único de mis hijos que no pudo estudiar en el Instituto Adventista del Uruguay. En esos años, no contaba con Orientación Científica, razón por la que lo enviamos a un colegio público. Por supuesto, tuvimos que explicar las inasistencias de los sábados, y esto hizo que lo consideraran un alumno diferente.
Josué era estudioso, alegre y picaresco. Rápidamente se ganó el cariño de profesores y compañeros. Un día, el profesor de matemáticas les pidió que formaran grupos estables para hacer los trabajos de todas las asignaturas.
Los varones armaron grupos compactos donde no permitían que entraran las chicas. Había varios grupos de chicas, pero dos de ellas quedaron aisladas. Josué notó que les faltaba una persona para completar su grupo, y viendo a las dos chicas solas, las llamó. Naturalmente, los compañeros protestaron.
Josué, con una voz que no necesitaba megáfono, dijo: “Nuestro grupo necesita por lo menos una persona más, y yo veo a dos sin grupo. Por lo tanto, si estas chicas no pueden pertenecer al grupo, yo tampoco”.
El aula quedó en silencio. El profesor anunció que la selección de los grupos quedaba suspendida hasta que todos entregaran una hoja con las conclusiones que podían sacar de lo que había dicho el alumno Larrosa.
Para eso, hizo pasar al frente a Josué y repetir lo que acababa de decir.
Al día siguiente, leyeron las conclusiones y debatieron acerca de la igualdad de oportunidades y la discriminación. Quedó claro que las diferencias que adjudicamos a otros se deben más a nuestros prejuicios que a la incapacidad de los demás.
Cuando Josué compartió este incidente conmigo, me abrazó y me dijo: “Gracias, mamá, por enseñarme esto y porque lo sacaste de la Palabra de Dios”. Ese grupo se reunía en mi casa para estudiar y daba gusto escucharlos, compartir e involucrarse en sus conclusiones. La Palabra del Señor nos enseña a combatir todo prejuicio y discriminación.
Rosario Perdomo de Larrosa, Uruguay
DEVOCIÓN MATUTINA PARA LA MUJER 2014
DE MUJER A MUJER
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