No se afanen por lo que han de comer o beber; dejen de atormentarse. El mundo pagano anda tras todas estas cosas, pero el Padre sabe que ustedes las necesitan. Ustedes, por el contrario, busquen el reino de Dios, y estas cosas les serán añadidas. (Lucas 12:29-31).
Los lirios son una de las tantas especies de flores silvestres que Dios ha creado. Tienen una belleza excepcional y un sutil aroma que cautiva al olfato más refinado.
Cuando la Biblia habla de ellos, los usa para resaltar el cuidado y la atención que Dios provee para satisfacer nuestras necesidades. “Fíjense cómo crecen los lirios.
No trabajan ni hilan; sin embargo, les digo que ni siquiera Salomón, con todo su esplendor, se vestía como uno de ellos. Si así viste Dios a la hierba que hoy está en el campo y mañana es arrojada al homo, ¡cuánto más hará por ustedes!” (Luc. 12:27-28).
En esta época, cuando mucha gente se afana por acumular bienes materiales a costa de lo que sea, muchos hijos de Dios somos arrastrados por esta corriente. Olvidamos que el Señor ha prometido damos lo necesario para que todas nuestras necesidades queden satisfechas, y que su provisión es y será siempre suficiente. Si recordáramos la sencillez de los lirios del campo, y cómo Dios provee para ellos con la lluvia y el sol a su tiempo, nuestros afanes se reducirían considerablemente.
Cuando la necesidad de tener va más allá de la satisfacción de nuestras necesidades básicas, corremos el riesgo de llegar a desconfiar de Dios y de creer que se ha olvidado de nosotras. Entonces nos comparamos con otras personas, y nos sentimos pobres y despojadas de lo que consideramos que merecemos tener.
La cultura del momento nos dice que muchos bienes de consumo son desechables: usar y tirar a la basura. Muchas mujeres caemos en este juego fatal. La obsesión por tener puede llevar a la bancarrota a la más sólida de las economías.
Dios espera que cuidemos lo que adquirimos: los muebles, la ropa, el calzado, la vivienda… No son para hacer alarde del poder adquisitivo que tengamos, sino que son muestra del cuidado y la provisión que Dios hace para sus hijos. Si desarrollamos una actitud de gratitud y contentamiento por todo lo que él nos ha dado, siempre estaremos satisfechas.
Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Aliento para cada día
Por Erna Alvarado
Los lirios son una de las tantas especies de flores silvestres que Dios ha creado. Tienen una belleza excepcional y un sutil aroma que cautiva al olfato más refinado.
Cuando la Biblia habla de ellos, los usa para resaltar el cuidado y la atención que Dios provee para satisfacer nuestras necesidades. “Fíjense cómo crecen los lirios.
No trabajan ni hilan; sin embargo, les digo que ni siquiera Salomón, con todo su esplendor, se vestía como uno de ellos. Si así viste Dios a la hierba que hoy está en el campo y mañana es arrojada al homo, ¡cuánto más hará por ustedes!” (Luc. 12:27-28).
En esta época, cuando mucha gente se afana por acumular bienes materiales a costa de lo que sea, muchos hijos de Dios somos arrastrados por esta corriente. Olvidamos que el Señor ha prometido damos lo necesario para que todas nuestras necesidades queden satisfechas, y que su provisión es y será siempre suficiente. Si recordáramos la sencillez de los lirios del campo, y cómo Dios provee para ellos con la lluvia y el sol a su tiempo, nuestros afanes se reducirían considerablemente.
Cuando la necesidad de tener va más allá de la satisfacción de nuestras necesidades básicas, corremos el riesgo de llegar a desconfiar de Dios y de creer que se ha olvidado de nosotras. Entonces nos comparamos con otras personas, y nos sentimos pobres y despojadas de lo que consideramos que merecemos tener.
La cultura del momento nos dice que muchos bienes de consumo son desechables: usar y tirar a la basura. Muchas mujeres caemos en este juego fatal. La obsesión por tener puede llevar a la bancarrota a la más sólida de las economías.
Dios espera que cuidemos lo que adquirimos: los muebles, la ropa, el calzado, la vivienda… No son para hacer alarde del poder adquisitivo que tengamos, sino que son muestra del cuidado y la provisión que Dios hace para sus hijos. Si desarrollamos una actitud de gratitud y contentamiento por todo lo que él nos ha dado, siempre estaremos satisfechas.
Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Aliento para cada día
Por Erna Alvarado
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