LA OVEJA PERDIDA
En la parábola del pastor en busca de la oveja perdida se encuentra una representación de la tierna paciencia, la perseverancia y el gran amor de Dios. Al contemplar el amor desinteresado de Dios, nuestros corazones rebosan de gratitud, alabanza y acción de gracias. Alabamos a Dios por el don inapreciable de su Hijo unigénito. No hay un animal tan impotente y perplejo como la oveja que se ha apartado del rebaño. Si la errabunda no es buscada por el compasivo pastor, nunca encontrará el camino de regreso al rebaño. El pastor mismo debe tomarla en sus brazos y cargarla hasta el rebaño...
Los fariseos estaban prestos a acusar y condenar a Jesús porque él no rechazaba ni condenaba a los publicanos y los pecadores como ellos lo hacían...
Ellos pensaban que la ley los justificaba, y no consideraban necesario introducir en su vida práctica la compasión y la misericordia que Jesús presentaba en sus lecciones... Cristo nunca invitó a los malvados a venir a él para ser salvados en sus pecados, sino de sus pecados...
Cristo no designó el plan de salvación para un pueblo o una nación. Él dijo: "Pongo mi vida por las ovejas. También tengo otras ovejas que no son de este redil; aquéllas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor" (Juan 10:15, 16).
Que toda alma desanimada y desconfiada tome valor, aunque tal individuo haya hecho el mal... Usted no debe pensar que quizá Dios perdone sus transgresiones y le permita acercarse a su presencia, sino que debe recordar que es Dios quien ha dado el primer paso; que él ha venido a buscarlo cuando usted todavía se encontraba en rebelión contra él...
Si el ardor y el entusiasmo requeridos como necesarios para triunfar en la obtención de las cosas de este mundo no se aplican a la búsqueda de la salvación de los perdidos, que tiene el doble objetivo de bendecir y de transformarnos en bendición, ¿qué podría aplicarse? Por medio de la conversión somos colocados personalmente en una conexión vital con Jesucristo, quien es confirmado en nosotros como sabiduría, justicia, santificación y redención —Signs of the Times, 22 de enero de 1894.
Tomado de Meditaciones Matutinas para adultos
Desde el Corazón
Por Elena G. de White
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