La Felicidad de Saber que Necesitamos a Dios.

¡Cuanto mejor es buscar al Dador de la salvación que buscar la salvación!

Si usted tuviera un tío rico, ¿no valoraría mas al tío que a su fortuna? porque sin la generosidad en su carácter, su fortuna no le daría ningún beneficio. Seria muy mezquino valorar solo su fortuna cuando el mayor de sus regalos es el compañerismo con el.

Cuando usted recibe un regalo puede sentir una incomoda sensación de obligación. ¿Es esa la forma en que Dios gana nuestro servicio? Si Dios usara su amor como una manera de obligarnos, ver el significado completo de la cruz nos abrumaría. No es extraño que tantos cristianos sean sombríos. Sienten un conflicto emocional entre la gratitud y la obligación. Por una parte saben que deberían estar eternamente agradecidos por el don de la vida eterna, y sin embargo sienten horror al pensar que deberían verse cara a cara con Dios, inseguros de haber satisfecho todas las obligaciones impuestas por ese regalo.

De la misma manera, ¡cuanto mejor es conocer a Dios como perdonador por naturaleza, que buscar el perdón mismo! Si el perdón no fuera parte integrante del carácter de Dios, podríamos esperar que hubiera situaciones en las que no perdonara.

Lo que a veces parece su falta de disposición de perdonar, al ser examinada mas de cerca revelaría el hecho de que ya no se lo buscaba como al Perdonador.

Dios se nos ha dado a si mismo con todo lo que es, como lo manifiesta el don de su Hijo. La felicidad verdadera y perdurable nos llega cuando nos damos cuenta de que al darse a si mismo, nos dio todo lo que alguna vez pudiéramos necesitar. Si el Rey es nuestro, también lo es su reino. 

Si el Perdonador es nuestro, también lo es su perdón.

"Y este es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado" (Juan 17: 3)

Dios les Bendiga Grandemente