Puesto que sentimos que es erróneo lastimar los sentimientos de los adultos hablándoles de manera humillante, nos preguntamos porque tan fácilmente tratamos de controlar la conducta de nuestros niños mediante esta clase de arenga despectiva.
Aparentemente los niños también sufrían este tipo de afrentas en el tiempo de Cristo. Aun los discípulos de Jesús habían recogido descuidadamente el habito de tratar a los niños como a quienes están a mitad de camino entre los humanos y los animales. Estaban convencidos de que los niños no eran dignos de la atención del Maestro, y que le estaban haciendo un favor al mantener a estos "proyectos de personas" en los limites externos de los admiradores de Jesús.
Pero Jesús sabia lo que estaba ocurriendo en esas mentes jóvenes que estaban formando las imágenes mas fundamentales de si mismos. El quería proteger esa preciosa imagen propia dentro de ellos, sabiendo que la necesitarían a lo largo de sus vidas.
Ademas, había otra preocupación vital en la mente de Jesús. El sabia que en esos tiernos niños, los niños estaban construyendo su comprensión básica de su Padre celestial, una comprensión que quedaría grabada profundamente en sus mentes y que no seria fácilmente modificada por instrucciones verbales posteriores.
Los niños forman su comprensión de Dios mucho mas por medio de las relaciones que experimentan con sus padres que por los conceptos que les son expuestos por esos padres.
Si los padres desprecian y rebajan a los niños, especialmente en el proceso de disciplina, esos chicos crecerán creyendo que Dios los trata de la misma manera.
¡Quien amaría y confiaría en un Dios tal!
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