La mayoría de las personas en el mundo sufrimos de un síndrome llamado Procrastinación, quizá nunca lo has escuchado pero muy probablemente has sufrido de él. Consiste en ese mal habito de dejar todo para después, frases familiares como, el lunes empiezo Dieta, mañana empiezo a leerme el libro, el otro mes empiezo a ser organizado; son frases que usualmente decimos, aparentemente convencidos de que así será, como si tuviéramos la certeza de que nuestro Yo del lunes estará dispuesto a empezar dieta o a hacer algún cambio radical simplemente porque es lunes.
Los psicólogos dicen que uno de los remedios para este síndrome es detenerse y pensar por un momento si está bien o no dejar eso que me he propuesto para después y también analizar que me impide hacerlo inmediatamente, en otras palabras dejar de confiar que el Tú del futuro va a realizar sin problemas la tarea que no estás dispuesto a realizar en el presente.
La procastinacion también nos afecta y me atrevería a decir que de manera más constante en nuestra relación diaria con Dios, muchas veces nos proponemos apartar tiempo exclusivo para Dios y por razones insignificantes continuamos dejándolo para después. Mientras Dios espera escuchar tu oración, durante tu silencio tú te encuentras disfrutando quizá del mejor capítulo de tu serie favorita e irónicamente cuando llega el momento de pedirle a Dios que saque tiempo para responder nuestras oraciones quisiéramos que fuera de manera inmediata; y aunque muchas veces podrías llegar a pensar que te dejó para después, permíteme contarte que Dios no se ha olvidado de ti, ni mucho menos te ha dicho algo como “después de responder la larga lista de peticiones del vecino, empezaré con la tuya”. En su tiempo de silencio Dios se encuentra trabajando por ti, desde el preciso momento en que realizas tu petición el mismo Dios organiza todo un plan perfecto para responder tu oración, pero su plan es tan perfecto que no solo piensa en darte lo que quieres, el Busca algo mucho mejor de lo que has pensado para ti, mejor aún mientras te entrega eso que le has pedido con tanta insistencia te va preparando para que al momento de tenerlo en tus manos puedas estar preparado para recibirlo, disfrutarlo y glorificarlo solo a él.
Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia y las demás cosas serán añadidas, te invito en este día a realizar un acuerdo con el Señor, no permitas que la procrastinación acabe con tu vida espiritual, realiza un propósito y permite que el Tú del presente pueda decidir en este instante entregar tiempo de calidad a aquel que por ti su vida dio.
Escrito por: Jazmin Barros Navarro
¿Confías en Dios?
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