“Yo, el Señor, sondeo el corazón y examino los pensamientos, para darle a cada uno según sus acciones y según el fruto de sus obras”. Jeremías 17:10
Hace algunas décadas, cuando hacíamos referencia a la inteligencia, solo pensábamos en términos de capacidad de conocimiento. Sin embargo, en nuestra época también se habla de la inteligencia emocional, que tiene que ver con el control que ejercemos sobre nuestras emociones y nuestros sentimientos. Se supone que aquellos que ponen en acción la inteligencia emocional vivirán con mayor confianza en sí mismos, lo cual repercutirá en su trato con los demás.
Algunos estudiosos del tema aseguran que el éxito de una persona viene determinado por el grado de inteligencia emocional que posee, pues la misma es la que nos permite automotivarnos como personas, perseverar en el logro de los objetivos propuestos, y desarrollar emociones y sentimientos adecuados frente a las frustraciones de la vida. Sin embargo, las mujeres cristianas sabemos que únicamente si concentramos nuestra vista en Cristo, podremos vivir no tan solo asertivamente, sino también rebosantes de gozo y alegría. Dios desea que vivamos con inteligencia. Nos exhorta con las siguientes palabras: “Si tu oído inclinas hacia la sabiduría y de corazón te entregas a la inteligencia; si llamas a la inteligencia y pides discernimiento; si la buscas como a la plata, como a un tesoro escondido, entonces comprenderás el temor del Señor y hallarás el conocimiento de Dios” (Prov. 2:2-4).
Ojalá que nuestra inteligencia emocional nos lleve a reconocer que toda facultad proviene de Dios, y que él está dispuesto a concederla a todo hombre y mujer que se la pida. “ ‘¿Quién le ha dado primero a Dios, para que luego Dios le pague?’ Porque todas las cosas proceden de él, y existen por él y para él” (Rom. 11:35-36).
Una mujer inteligente es aquella que teme al Señor, y le da gloria y honra.
Sujeta sus deseos a la voluntad de su Padre celestial, controla sus emociones y actúa por convicción, nunca por mero impulso o por un sentimentalismo mal entendido. Yo deseo para ti, mi querida amiga, que hoy tengas un día asertivo en el nombre del Señor. Al salir de tu hogar, llena tu mente y tu corazón con la alegría de saber que eres una hija de Dios. Si abrigas dicha disposición seguramente podrás ver en cada persona que se cruce en tu camino a una criatura formada a la imagen y semejanza de Dios. Impacta su vida con la inteligencia que has adquirido a los pies de Jesús.
LECTURAS DEVOCIONALES PARA LA MUJER
ALIENTO PARA CADA DÍA
Por: Erna Alvarado
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