«Todo está permitido», pero no todo es provechoso. «Todo está permitido», pero no todo es constructivo. Que nadie busque sus propios intereses sino los del prójimo. 1 Corintios 10: 23-24
A las mujeres de hoy nos ha tocado vivir en un mundo que a diario nos empuja a tomar parte activa en el desenlace de la historia. Por tanto, se supone que hemos de ser mujeres comprometidas. Si nos mantenemos apartadas, indiferentes al ir y venir de la vida, sin enfrentar los desafíos y los riesgos que conlleva, desaprovecharemos oportunidades de crecimiento al mismo tiempo que nos privaremos del privilegio de aportar al desarrollo de quienes nos rodean.
Por supuesto, el primer compromiso que debemos asumir es con Dios y con nosotras mismas. Una mujer comprometida con Dios reconoce que ha sido dotada con habilidades que debe desarrollar y poner al servicio de su Creador; además de que ese acto le causa una enorme alegría.
Un compromiso con nosotras mismas nos llevará a una constante preparación intelectual, a una rica vida espiritual y a cuidar de nuestro cuerpo. Asimismo, a tener una actitud mental positiva centrada en Dios, para que seamos mujeres con salud integral.
La vida familiar también nos exige un compromiso decidido. Es necesario que seamos una fuente de apoyo para quienes forman parte de nuestro núcleo familiar. Jamás hemos de ser mujeres solitarias, concentradas únicamente en nosotras mismas. Sabemos que Dios se agrada cuando, con espíritu solidario, nos ocupamos de los demás. Busquemos y aprovechemos oportunidades de servicio, así como aquellas que nos ayuden a pulir nuestros dones y talentos.
Otro aspecto que necesita un compromiso de nuestra parte es el social. No estamos solas en el universo. Si alguien necesita lo que tú tienes, con generosidad debes compartirlo. Hay hermanas nuestras que necesitan orientación, guía y dirección. Si todo lo anterior es algo que les podemos ofrecer, las más beneficiadas seremos nosotras. Al compartir nuestros talentos y bendiciones, pondremos a un lado el egoísmo y olvidaremos muchas de nuestras cargas personales.
Amiga, ¡hoy es un buen día para crecer y para contribuir a que los demás también lo hagan! El Señor será tu ayudante. No te quedes como espectadora de la vida. Recuerda, el día de rendir cuentas delante de Dios llegará pronto.
Tomado de: Meditaciones Matinales para Damas 2013
“Aliento para cada día”
Por: Erna Alvarado
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